¿Por qué debe haber un límite a la propiedad de la tierra?

¿Por qué debe haber un límite a la propiedad de la tierra?

Ideele Revista Nº 215

Inversionistas de Chile y Colombia han incrementado la adquisición de tierras agrícolas en la costa peruana debido a la alta productividad y rentabilidad que tiene el sector (Foto: Andina).

Existen actualmente dos proyectos de ley en el Congreso de la República presentados con el objeto de fijar un límite máximo a la propiedad de la tierra agrícola. En resumen, uno de ellos propone un tope de 25 mil hectáreas para todo el territorio nacional, mientras que el otro sugiere límites diferenciados: para la costa, 10 mil Ha; en la sierra, 5 mil Ha; y en la selva, 20 mil Ha. Sin embargo, ambos adolecen de falta de argumentos que sustenten, con rigurosidad, por qué la propiedad de la tierra debe tener un límite.

Más allá de que en el artículo 88.º de la Constitución Política aparezca la posibilidad de que el Estado fije los límites y la extensión de la tierra, según las peculiaridades de cada zona, ¿qué otras razones fundamentan la necesidad de que en el Perú se establezcan límites a la propiedad agrícola?

Habida cuenta de que los autores de los proyectos de ley han sostenido que sus iniciativas buscan democratizar el acceso a este recurso y evitar el surgimiento de neolatifundios que concentren la tierra del país, principalmente en la costa, sobra decir que ninguno de los dos proyectos servirá a ese propósito; todo lo contrario: terminarán convalidando el neolatifundio a una escala nunca antes vista.

Para tener una idea de los alcances reales de los dos proyectos de ley, el siguiente gráfico compara las dimensiones (en hectáreas) de algunas de las haciendas existentes antes de la reforma agraria, con la superficie que contemplan, como tope máximo, las actuales iniciativas congresales.

¿Por qué debe haber un límite a la concentración de tierras?
En el Perú, la tierra es un recurso escaso: según el Banco Mundial (2009), la cantidad de tierras cultivables por persona alcanza en el país apenas 0,13 de hectárea, muy por debajo de otros países de América Latina: Argentina (0,77), Paraguay (0,60), Uruguay (0,56), Bolivia (0,38) y Brasil (0,32). El último estudio de clasificación de tierras del Perú estimaba en 7,6 millones hectáreas la superficie de uso potencial agrícola, aproximadamente el 7% del territorio nacional (Onern 1982).

Sobre este recurso escaso se está dando actualmente un proceso de concentración de la tierra: solo en el periodo comprendido entre 1996 y el 2010 se han realizado compras que totalizan 325 mil Ha, sumando las tierras adjudicadas por gobiernos regionales, por los proyectos de irrigación, por las empresas azucareras y las adquiridas a través del mercado de tierras (Remy y de los Ríos 2011). La mayor parte de ellas se encuentran en la costa, por lo que estas adquisiciones deben representar más de un tercio de las tierras de cultivo de la región (aproximadamente 760 mil Ha).

Sin embargo, lo que viene ocurriendo en el Perú no es un proceso aislado, sino parte de un fenómeno mundial de adquisición de tierras a gran escala, alentado por el ascenso en la demanda global de alimentos, forraje, madera, minerales y viviendas, sumado a un conjunto de políticas internacionales para enfrentar el cambio climático; por ejemplo, la promoción de biocombustibles y de proyectos de conservación y compensación del carbono.

Uno de los supuestos fundamentales en la narrativa mundial sobre la concentración de tierras es que "[…] la solución de las crisis convergentes de alimentos, clima, energéticos y finanzas radica en la existencia de reservas de tierras agrícolas en todo el mundo, tierras ―marginales, desocupadas, subutilizadas y disponibles"― (Borras et al. 2011). De acuerdo con este criterio, el proceso de concentración tendría por resultado un beneficio para las sociedades, dado que esas tierras se convertirían en recursos productivos y generarían medios de subsistencia y empleos en las comunidades locales. En el núcleo de este razonamiento la tierra es un bien objeto de comercio mundial, como cualquier otro.

Pero el hecho es que la tierra, a diferencia de cualquier mercancía, proporciona un medio de vida a más de 2 mil millones de pequeños productores, muchos de los cuales son pobres y sufren la inseguridad alimentaria. También es diferente debido a los valiosos servicios ambientales que presta, y a sus fuertes valores sociales y culturales (CFS 2011).

Lo que viene ocurriendo en el Perú no es un proceso aislado, sino parte de un fenómeno mundial de adquisición de tierras a gran escala, alentado por el ascenso en la demanda global de alimentos, forraje, madera, minerales y viviendas, sumado a un conjunto de políticas internacionales para enfrentar el cambio climático.

¿Qué problemas trae consigo la concentración de tierras?

  1. Tendrá efectos negativos en la seguridad alimentaria. En poco menos de 10 años (2021), se estima que la población del Perú superará los 33 millones de habitantes. Para proveer de alimentos a este conjunto de personas se necesitaría: (a) incrementar los rendimientos físicos por hectárea; (b) ampliar la frontera agrícola; o, (c) aumentar las importaciones. O una combinación de las tres.

    El hecho es que la ampliación "formal" de la frontera agrícola ―básicamente en la costa― no tiene por objeto producir alimentos para el consumo interno, sino que está orientada más bien hacia la agroexportación y, paulatinamente, a la producción de "cultivos comodín" (Borras et al. 2011); es decir, a aquellos cultivos que pueden servir, alternativamente, como alimento, forraje y combustible, según las rentabilidades del momento. Típicos ejemplos son la caña de azúcar, la palma aceitera y, en otros países, también la soya y el maíz.

    Para alimentar a la población en el año del bicentenario de la independencia (2021), el Perú necesitaría entre 434 mil y 1,3 millones de nuevas hectáreas destinadas exclusivamente al consumo nacional, dependiendo de la combinación de las opciones mencionadas párrafos atrás (ver La Revista Agraria número 134). Casos como el proyecto Olmos indican que la política de ampliación de la frontera agrícola, principalmente en la costa, estará organizada alrededor de módulos de 500 ó 1.000 hectáreas y orientada hacia la agroexportación o a la producción de cultivos comodín (caña de azúcar, entre otros).

  2. Es desfavorable para un crecimiento económico con equidad. De acuerdo con el INEI, al 2007 la población rural en el Perú ascendía a 6,6 millones de per­sonas, lo que implica el 24% de la población total del país. Esta cifra, en realidad, subestima la participación de la población rural, que estaría más próxima a representar el 40% del total del país (ver La Revista Agraria número 102). En cuanto al nivel de pobreza de esta población, hacia el 2009 alcanzó el 60,3%, cifra que llega al 70% en los departamentos de sierra (Propuesta Ciudadana 2011).

    Los tratos actuales sobre la tierra porfían en una distribución desigual de este recurso, mientras que diversos estudios indican que los países con una distribución más igualitaria de la tierra tienden a tener mejores instituciones, y más inclusivas, las que, a su vez, conducen a niveles más altos de crecimiento económico (Binswanger-Mkhize et al. 2010).

  3. No necesariamente es garantía de eficiencia. Se afirma que las parcelas a pequeña escala son ineficientes, y que no apostar por grandes propiedades dará como resultado una pérdida de la eficacia en la economía.

    Estudios auspiciados por organismos internacionales como el Banco Mundial arrojan que "[…] los agricultores a pequeña escala por lo general usan la tierra, la mano de obra y el capital más eficientemente que los agricultores a gran escala, que dependen principalmente de mano de obra contratada" (Binswanger-Mkhize et al. 2010).

    Por otro lado, en Europa, donde se asientan muchas explotaciones eficientes, las grandes propiedades en promedio no exceden las 3 mil Ha: el promedio de las granjas más grandes del Reino Unido es de 2.500 Ha; en España, 1.087 Ha; en Italia, 337 Ha; y en Francia, 274 Ha.

    En el Perú hay ejemplos concretos de que la agricultura familiar puede ser exitosa. Los responsables de la producción del café, que representa cerca del 30% del valor de las exportaciones agrarias peruanas totales, son en su inmensa mayoría pequeños agricultores agrupados en cooperativas. El 62,5% del total son productores con posesiones menores de 10 Ha; el 30% cuenta con posesiones de entre 10 y 30 Ha; y el 7,5% con posesiones superiores a las 30 Ha.

  4. Capitaliza gran parte de la inversión pública. Incluso suponiendo que en los países existen tierras marginales, no utilizadas, subutilizadas o despobladas, los tratos recientes sobre la tierra indican que a los inversionistas les interesan las tierras que no encajan en esos perfiles: prefieren y compran las tierras que son productivas, que por lo general ya tienen o van a tener sistemas de riego, y que se encuentran cerca de redes carreteras. Las más de las veces ya hay comunidades locales que cultivan y habitan este tipo de tierras (Borras et al. 2011). De ese modo, los inversionistas intentan capturar la mayor cantidad de renta de la tierra, capitalizar en beneficio propio la inversión que el Estado realiza en infraestructura, servicios e instituciones.

    Por otro lado, hay evidencias de que la inversión pública en curso continuará favoreciendo a la gran propiedad agrícola. Únicamente en el proyecto Olmos se han comprometido aproximadamente US$477,6 millones de inversión pública. En los hechos, gran parte de estos fondos servirán para garantizar el riego a los adquirientes de las 38 mil Ha del proyecto, es decir, a los dueños de lotes, en su mayoría, de mil hectáreas, acumulables.

    En contraste, el presupuesto per cápita nacional para pequeña agricultura alcanza US$107 (en Colombia es US$163, y en Brasil, US$344). Este dato resulta aún más preocupante cuando se analiza el presupuesto per cápita por regiones. Los departamentos que presentan un presupuesto más bajo son los que tienen una alta tasa de pobreza rural: Huancavelica (US$64), Apurímac (US$79) o Cusco (US$35) (Propuesta Ciudadana 2011).

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Límite de la propiedad de la tierra

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Los excesos siempre resultan malos, y peligrosos, imaginemos de aquí a unos años a el grupo Gloria dirigido por Don Vito, que podría suceder con la gran extensión de tierras que han adquirido los últimos años, y además todos sabemos quién está detrás de dicho grupo.

O que los chilenos resulten teniendo inmensas extensiones en el Sur del Perú, es que acaso no estarían despertando los apetitos dormidos desde hace más de los cien años.

Pienso que hay que analizar con detenimientos la intensión del que presento el proyecto de limite, porque es más de seguro, que algo se trae entre manos, en buena cuenta hay que verlo de esa manera, ya que es un político el que lo hizo …….

mucho terreno como limite, la

mucho terreno como limite, la propuesta debe ser mucho menos, unas 500 hectares por persona natural o juridica esta bien, es conocido que los capitalistas no invierten en beneficio de la poblacion ni vengan a decir que con la inversion se sustentara la alimentacion nacional, ya que la gran mayoria de sus productos los exportan

Los fundamentos del articulo

Los fundamentos del articulo son más que suficientes para evitar un acaparamiento de tierras en la costa y selva principalmente. Había que agregar la disparidades sociales y la exclusión económica que genera, así como el poder político de los terratenientes en los diferente niveles de gobierno. Es indudable que actualmente los pequeños productores agrícolas tienen insuficiente tierra y que buscan alguna alternativas como la migración a la selva principalmente de la sierra con los consiguientes problemas de esta agricultura. Así mismo es del todo excluyente el hecho de se pongan barreras a los pequeños y medianos productores que quisieran acceder a comprar tierras en irrigaciones como la de Olmos en lotes familiares. En realidad hay problema general de política agraria en la se establezca proposiciones en torno a las priodades para la producción de alimentos, así como la conformación de sector agrícola social mente más justo e incluyente..

Me he quedado muy interesado

Me he quedado muy interesado en lo dicho. Posiblemente use la información posteriomente. Justo por ello, quisiera pedirles por favor que indiquen las fuentes de los siguientes datos:
1. "El 62,5% del total son productores con posesiones menores de 10 Ha; el 30% cuenta con posesiones de entre 10 y 30 Ha; y el 7,5% con posesiones superiores a las 30 Ha."

2. "Reino Unido es de 2.500 Ha; en España, 1.087 Ha; en Italia, 337 Ha; y en Francia, 274 Ha." (Hay alguna fuente que tenga cantidades a nivel mundial?)

3. "el presupuesto per cápita nacional para pequeña agricultura alcanza US$107 (en Colombia es US$163, y en Brasil, US$344)" (Hay información sobre la inversión per cápita en mediana y gran agricultura?)

Estaría muy agradecido si tienen esa información.
Muchas gracias

No solo debe abarcar la costa

No solo debe abarcar la costa y selva, también la sierra, lugares estratégicos, por ejemplo el valle sagrado de Urubamba en el Cusco ahora es valle sagrado de chile y otros extranjeros que compran terrenos donde crece una especie endémica única en el mundo que es el maíz banco gigante y construyen hoteles para los turistas, el hecho es cada vez hay menos espacio para el cultivo del maíz blanco gigante, a alguien le importa?, es único en el mundo sólo crece en el valle del Urubamba, crece también en otros valles serranos, pero la calidad no es la misma, las condiciones edafoclimaticas son únicas, hacen que este valle sea lugar de origen?. Los fundamentos son suficientes el problema radica en que hay muchos intereses de por medio.

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