¿Ficción y realidad en la economía peruana?

A una parte significativa del sector empresarial nacional y al gobierno le gustan las ficciones. Los empresarios afirman que el modelo económico no tiene problema alguno, que el shock externo ya ha sido superado y que todo se resuelve facilitando la inversión privada. Por otra parte, el gobierno insiste en afirmar que se están dando grandes avances en la inclusión social, cuando en términos generales sólo estaría haciendo–en el mejor de los casos- un poco más de asistencialismo que los gobiernos anteriores.
Es cierto, todos tenemos derecho a plantear nuestros sueños. Mediante la voluntad, bajo un entorno determinado, se podrían convertir en realidad. Sin embargo, el logro de una adecuada convivencia social exige compatibilizar estos con los otros actores sociales sobre la base de un diagnóstico balanceado de la estructura, evolución y perspectivas de la economía peruana. El año 2013 fue fallido en la concurrencia de creencias, voluntades y realidad. Desafortunadamente, si las cosas siguen como están, 2014 no estaría mejor. El sector empresarial y los medios de comunicación afines, ante la impericia del gobierno, deben atemperarse por el bien del país.
La economía peruana se está desacelerando progresivamente. Se camina al filo de la navaja en un mundo que puede mantener nuestro sector externo estancado o en problemas. Asimismo, no se sabe si a los síndromes tradicionales que sufre la economía peruana habría que agregar el de la trampa de los ingresos medios, mediante la cual se pierde progresivamente velocidad en el crecimiento económico. En 2010 se creció 8.8%, 6.9% en 2011, 6.3% en 2012 y 5% en 2013 según el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque esta tasa podría ser menor. Para buena suerte de todos parecería que el escenario de formación (y luego explosión) de burbujas en los precios de los activos se ha morigerado por el momento.
Economía mundial en problemas
Los economistas críticos, desde hace muchos años, sostienen que hay una crisis estructural en el capitalismo. El fundamento de esta hipótesis se ubica en el campo de las teorías sobre la crisis marxista, keynesiana y postkeynesiana. Se plantea que el progreso técnico conduce al subconsumo (o menor crecimiento de la demanda efectiva por la mayor desigualdad) y a la caída de la tasa de ganancias. Frente a ésta, el sistema ha generado respuestas a lo largo del tiempo: gasto militar, aventura espacial, exportación de capitales, privatización, políticas monetarias y fiscales anticíclicas, formación de burbujas, crédito al consumo, entre otras que a la larga no han sido suficientes. A este panorama, otros autores adicionan la existencia de un proceso de transición incompleto entre un ciclo de largo plazo a otro, que incluye transformaciones tecnológicas relevantes pero con reducida creación de empleo y demanda. La salida es compleja y no está a la vuelta de la esquina: a los elementos convencionales hay que sumar la redistribución del ingreso, la desfinanciarización y un cambio tecnológico incluyente.
Hasta ahí no hay novedad alguna. Sin embargo, lo que llama la atención es que los economistas estándar están haciendo suyas muchas de estas ideas. A Joseph Stiglitz y Paul Krugman se agrega Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de los EE.UU, quien en la última reunión del FMI utilizó algunos de estos elementos para explicar la complejidad de la situación actual. La conclusión central es que la crisis está aquí para quedarse. No es un fenómeno de corto plazo, sino de largo plazo, generando una debilidad crónica de la demanda y un lento crecimiento económico mundial que impactaría a todos. Este se complementa con una población –en las grandes economías- que está envejeciendo y que ya cuenta con un elevado poder adquisitivo.
Summers señaló que con las bajas tasas de interés previas a la crisis financiera internacional la tasa de crecimiento de la economía mundial fue modesta, aún con la formación de burbujas. Para él, el punto débil central es el exceso de ahorro global (contrapartida de una insuficiencia de inversiones) que se retroalimenta por desigualdades que crecen en el tiempo a favor de los más ricos. Antes de la crisis, EE.UU absorbió gran parte de este exceso de ahorro que financió el fuerte endeudamiento de los hogares y del gobierno. Ahora las economías crecen poco y reducen marginalmente el desempleo, fueron fuertemente dependientes de la política fiscal expansiva y ahora de la monetaria. Están en esta lógica atrapados por sus excesos de ahorro. El panorama dela economía internacional no es catastrófico pero tampoco pinta bien.
Percepciones y realidad en 2013
Durante este año los grupos de poder económico y mediático nacional repitieron hasta el cansancio un diagnóstico falso de la realidad. No quisieron ver lo que era un secreto a voces. Desde diciembre de 2012 la información estadística mostró una fuerte caída en la demanda externa y por consiguiente de las exportaciones, que ellos negaron hasta inicios de abril. De ahí, luego de la equivocada iniciativa del Ejecutivo de rescatar a REPSOL, la norma sobre la comida saludable y otras excusas menores, tuvieron los pretextos perfectos para señalar en coro que la desaceleración se debería a la pérdida de confianza empresarial que redundaría en una caída de la inversión privada. Las encuestas empresariales del BCRP y privadas serían útiles posteriormente para confirmar estos argumentos bajo el principio de J. Goebbels de que una mentira mil veces repetida se transforma en verdad.
La historia siguiente es por todos conocida, ya que se implantaron todo un conjunto de medidas para facilitar la inversión privada, sin ningún cambio institucional serio que acompañara una razonable simplificación de trámites. El medio ambiente, los restos arqueológicos siguen en peligro, se continúa sin aplicar la consulta previa, se asignó a INDECOPI atribuciones para sancionar funcionarios públicos y hay una nueva ley de expropiaciones a todas luces anticonstitucional, entre otras normas. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para ellos y quieren más. Según la Sociedad de Industrias las leyes sobre la persona con discapacidad, de seguridad y salud en el trabajo y sobre comida saludable complican la situación de las empresas. Quieren acotar más a INDECOPI, a la Superintendencia de Banca y Seguros, ninguna regulación a la comercialización de las medicinas salvo promover mayor competencia, mantener a raya a PETROPERÚ y asociaciones públicas-privadas al por mayor sin cuidar el balance fiscal intergeneracional y en menoscabo de la función redistributiva del Estado. En fin, sus listas de pedidos son largas.
A mediados de noviembre el BCRP dio un pequeño remojón a las expectativas empresariales al reducir la tasa de referencia de la política monetaria de 4.25% a 4% anual, reconociendo que la situación no es maravillosa. En la nota informativa respectiva señaló que esta nueva tasa es compatible con la proyección de la inflación, que el crecimiento económico nacional se viene desacelerando respecto de su potencial, se observa un menor crecimiento de la economía mundial y no hay factores de oferta que puedan avivar la inflación. También se comentó que esta decisión es de carácter preventivo y no implica una secuencia de reducciones en la tasa de interés de referencia. El 12 de diciembre es la siguiente reunión del BCRP para revisar estos temas.
No se conoce si después de este ajuste a la baja sobrevendrán otros. Sin embargo, por el momento el impacto es más psicológico que real. El BCRP no podía dejar de reconocer formalmente la desaceleración de la economía, ya que su prestigio hubiera quedado en juego. También su reacción fue más rápida que durante la crisis del 2008, en que tardó cerca de 5 meses en bajar la tasa luego de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de dicho año. En términos efectivos, salvo que se produzcan reducciones sucesivas, los efectos sobre las tasas de interés pasivas, activas y disponibilidad de crédito al sector privado serían insignificantes. Cuando la reducción es continua, con rezago, las tasas pasivas caen en mayor magnitud, luego las tasas activas en menor monto y la reducción del margen de intermediación financiero es pequeña. Asimismo, el crédito interno al sector privado en moneda nacional crece poco ya que los bancos reducen sus préstamos por motivo precaución, aumentando sus disponibilidades en tesorería.
La versión empresarial de que la inversión privada se redujo por una reversión de las expectativas no tiene asidero alguno. En los dos primeros trimestres del año 2013 se han obtenido niveles record de inversión privada equivalentes a 24.9% y 23.7% del PBI, solo inferiores a los niveles pico de finales de los años cincuenta (BCRP). La inversión privada no podía seguir creciendo a las tasas de años anteriores cuando las exportaciones se reducen. Lo que si es cierto es que los niveles de déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos del 5.2% y 5.7% del PBI no se habían observado desde finales de los noventas a la fecha. Asimismo, el producto ha sido impactado por el shock externo con una caída de las exportaciones, entre enero y septiembre, de 9.4% explicada por una caída del 5.6% en los precios externos y de 3.8% en los volúmenes exportados. Las importaciones, que son una referencia para el crecimiento del PBI, sólo han crecido en 4.2% respecto al mismo periodo del año anterior. El crecimiento de la producción entre enero-septiembre de 2013 respecto del mismo periodo del 2012 muestra un crecimiento de sólo 4.9%.(INEI). De mantener la tendencia actual el año cerraría con un crecimiento entre 4.6% y 5.0% utilizando un modelo autorregresivo y reproduciendo unas condiciones similares a 2011 y 2012.
Escenarios para 2014
La política de mantener la inercia económica tiene límites. El gobierno sabe que hay que hacer cambios, pero no sabe qué y cómo hacerlos. Está arrinconado por los grupos de poder que no son conscientes de la complejidad de la situación. El ambiente social y político se sigue encrespando. Para estos grupos no hay restricción alguna interna al crecimiento económico. Solo con más inversión privada se seguirá creciendo, olvidando que la continua elevación de la importaciones de bienes de capital y la mayor relación capital/producto reducen la demanda y limitan el potencial de crecimiento de la capacidad productiva.
Es hora que estos sectores se preocupen de la enfermedad holandesa, de la reposición de reservas probadas de productos mineros e hidrocarburos para contar con una visión de largo plazo. Deben reconocer que la participación de los salarios en el PBI de la distribución funcional del ingreso está a niveles inferiores record de América Latina y que la distribución personal del ingreso se deteriora, a pesar de lo señalado por la estadística oficial. Que el salario mínimo sigue perdiendo poder de compra. Que la elevada propensión a importar impacta negativamente en la demanda interna y reduce posibilidades de crecimiento en el largo plazo.
Todos los sectores productivos tienen aportaciones positivas al conjunto, pero hay que reconocer que también surgen externalidades negativas. Los empresarios deben admitir que es absolutamente insostenible una estrategia de crecimiento económico con base exclusiva en la minería. La aplicación inmediata de todo el portafolio de la inversión minera por US$ 50,000 millones sólo generaría de acuerdo a los estándares de la gran empresa alrededor de 25,000 empleos permanentes directos y otros 50,000 indirectos (cálculo optimista) respecto a una población en edad de trabajar que se incrementa en 350,000 personas cada año. Frente a esta realidad existen muchos argumentos para insistir en la diversificación productiva, transcurriendo de un enfoque basado en las ventajas comparativas a otro en las ventajas competitivas dinámicas. Sin embargo, pensar en serio en estos temas ahora es quizás soñar demasiado.
Insistir en la misma ruta que en 2013 es el camino seguro para mayores niveles de conflictividad social. Como en la China, ahora hay que mirar más hacia adentro. También hay que seguir creciendo con una tasa mínima del 3.5% anual para evitar que el panorama laboral se deteriore. La combinación de más exportaciones basadas en más desigualdad no es sostenible. Se deben moderar márgenes de ganancia y costos de oportunidad del capital para reducir presiones inflacionarias. Ojalá los grandes segmentos empresariales sean prudentes y entren en razón. Del lado del gobierno no se debe desaprovechar el espacio de maniobra que significa contar con un nuevo Presidente del Consejo de Ministros de origen regional, olvidando las tácticas de las cortinas de humo y de simplemente ganar tiempo. A todo lugar hay que evitar que el desempeño mediocre de la economía peruana se convierta en malo. Esto es responsabilidad de todos (25-11-2013).