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El nuevo mapa político en España

(Agencias)

El 24 de mayo último, cerca de la medianoche, los dos líderes de las fuerzas emergentes que han sacudido la política española se presentaron en rueda de prensa para una primera valoración de los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de ese día. Sus organizaciones habían logrado unos espectaculares resultados y hecho tambalear el bipartidismo del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que ha dominado la escena política española en los 24 años de democracia. La agrupación Ciudadanos, de Albert Rivera, se había convertido en la tercera fuerza política municipal en toda España y en el codiciado aliado para gobernar en varios lugares de este país. Durante su comparecencia, Rivera -con un brillo especial en los ojos- lo resaltaba muy contento. Pablo Iglesias, por su lado, destacaba en ese discurso que Podemos, su agrupación -que nació en las protestas del 15 de marzo de 2011, en la emblemática plaza Sol de Madrid- había conseguido el bastón de mando en las dos principales ciudades de España: Madrid y Barcelona. A ambos se les veía emocionados por haber roto la alternancia en el poder del PP y del PSOE. Un nuevo escenario político en España se inauguraba.

Ubicados en diferentes lugares del espectro político (Rivera más cerca a la derecha y por ende al PP, e Iglesias a la izquierda y al PSOE), su estilo hablaba de aquello. Iglesias con su característico pelo largo recogido en una cola, una barba mediana y camisa a cuadros, resaltaba que esa noche “era mágica e histórica” y el inicio del cambio en España, en el que -según dijo- Podemos había sido la palanca fundamental. Rivera, mientras tanto, señalaba que habían triplicado los resultados obtenidos en las anteriores elecciones, las del Parlamento Europeo. Con su corte de pelo impecable, con camisa y saco, Rivera dio un entusiasmado y sonoro aplauso a los militantes que lo esperaban en su sede. Todo medido, todo calculado, en lo que se ha convertido en su sello de identidad. Un estilo en el que se esmera con mucho cuidado. Más de una vez se le ha pillado arreglándose el pelo o acomodándose la ropa antes de los enlaces en directo. Ciertamente, ambos son conscientes de la importancia de la imagen. Ambos han construido su popularidad en tertulias y entrevistas en televisión, y otros medios de prensa.

Pero además de las diferencias en la forma, Iglesias y Rivera representan dos modelos diferentes de entender a la sociedad española, aún cuando pueden nutrirse de los discursos del Partido Popular y el PSOE. Nuevos aires para renovar la tradicional política española, pero también las dos Españas reflejadas en ellos. Aunque el ideario de Ciudadanos dice que se ubican en el centro izquierda, Rivera ha preferido la ambigüedad ideológica en muchos temas para evitar el cargamontón. Blandiendo temas como la regeneración democrática o la lucha anticorrupción, Ciudadanos ha logrado capitalizar el descontento por la crisis económica, los numerosos escándalos de corrupción y la indignante cifra de cuatro millones de desempleados en el país. Algunas de sus propuestas, sin embargo, lo alinean con el PP: La limitación de la sanidad para los inmigrantes irregulares, o la predisposición de su partido a apoyar la privatización de algunos servicios públicos. Sin olvidar que Rivera perteneció a las Nuevas Generaciones del PP (el grupo de jóvenes del partido de Gobierno), aunque lo ha querido negar.

Iglesias, por su parte, en el año que tiene su formación, ha moderado su discurso y entre sus polémicas propuestas puede señalarse su posición con respecto a los medios de comunicación privados de los que ha dicho “son una amenaza para la libertad de expresión" (aunque luego ha matizado esta afirmación), o la “envidia” que dice sentir por algunas medidas implantadas en Venezuela. En lo económico, ha planteado una renta básica universal, que consiste en un ingreso individual a cada ciudadano de parte del Estado, al margen de si trabajará o no, ricos o pobres lo recibirían. Una propuesta que buscaría acabar con la pobreza y la desigualdad pero de difícil sostenibilidad.

La noche de la jornada electoral, Rivera se mostraba feliz de que Ciudadanos se convirtiese en la llave para la gobernabilidad en 14 capitales de provincia, de las 18 obtenidas por el PP. Pero esta victoria sabe a poco. El apoyo a Ciudadanos no se corresponde con el altísimo apoyo que reflejaban las estimaciones de votos días antes de las elecciones. Las encuestas le daban, en las trece comunidades en las que hubo elecciones, unos 98 parlamentarios. Las urnas sólo le han permitido el ingreso de 65 parlamentarios. Este resultado dista mucho del objetivo de Rivera de "coger el timón". En la práctica, más que la dirección tendrá que conformarse con ser muleta y apoyo en algunos gobiernos locales y autonómicos. En las semanas posteriores a estas elecciones, la agrupación de Rivera ha prestado sus votos tanto al PP como al PSOE para la conformación de Gobiernos Locales y Autonómicos.

Podemos, entre tanto, de no tener representación institucional ha obtenido 133 diputados regionales y presencia en 14 parlamentos autónomos, restándole poder al PSOE y en menor medida a Izquierda Unida, que pasa a convertirse en una fuerza residual. Un resultado importantísimo si se tiene en cuenta que sólo tiene un año de existencia. Podemos, sin ir con sus siglas, ha capitalizado todas las victorias de las plataformas ciudadanas a las que aupaba.

El mapa político que dejan estas elecciones muestra claramente un giro a la izquierda. El PP ha sido el partido más votado pero va a perder mucho poder territorial porque no han obtenido mayoría para gobernar. Ha perdido casi 20 capitales y más de 500 mayorías absolutas en la geografía española, en las que gobernaba sin contar con las otras fuerzas políticas. Un batacazo en todo el sentido de la palabra si se toma en cuenta que hace 4 años, en el 2011, obtuvo el mejor resultado de su historia con mayorías absolutas en 8 comunidades autónomas. Previsiblemente, el PSOE y Podemos van a sumar sus votos para obtener una mayoría que pueda quitar a los populares el liderazgo. Es de interés destacar el apoyo que han alcanzado plataformas e iniciativas ciudadanas, auspiciadas por Podemos, en numerosas comunidades y ayuntamientos y que han entrado a competir con el PP y el PSOE en las preferencias electorales. Muchas de estas candidaturas de unidad popular surgieron también del movimiento social del 15M.

Capitales de provincias como Madrid, Valencia y Valladolid, antiguos feudos del PP y en dónde gobernaban con mayoría absoluta, pasarían a manos de la izquierda. Los populares han sido los más votados pero no ha sido suficiente. Lo mismo ocurre en las comunidades autónomas (equivalente a las regiones en Perú) de Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Valencia y Extremadura, en las cuales el PSOE, al ser la segunda fuerza más votada, recuperaría el bastón de mando pactando con otros grupos. Resulta paradójico que el PSOE, pese a obtener los peores resultados de su historia (ha perdido 700,000 votos), pueda recuperar parte del poder perdido al hacer alianzas con otras fuerzas políticas de izquierda. Lo que aún no se sabe es si la presencia de Pedro Sánchez, un cuadro nuevo del partido, en la secretaría general del PSOE logrará parar esta sangría de votos de cara a las elecciones de noviembre próximo y podrá remontar estos resultados.

En este panorama, uno de los grandes triunfos de la izquierda se ha dado en Barcelona. La plataforma 'Barcelona en comú', que agrupa a varias formaciones de izquierda, entre ellas a Podemos y liderada por Ada Colau, obtuvo la victoria. Colau, que ha estado al frente del movimiento contra los desahucios (una de las secuelas más dramáticas de la crisis), gobernará la segunda ciudad más importante española y desbancará del ayuntamiento a Convergencia i Unión (CIU). Este es el partido del presidente de la Generalitat de Cataluña: Artur Más, que preveía el triunfo de su grupo de cara al proceso independentista que impulsan. En su rueda de prensa, Ada Colau, la noche del 24 de mayo, aseguró que fue una lucha de David contra Goliat: "Dijimos que se podía y lo hemos demostrado".

De igual manera, en la ciudad de Madrid gobernará Manuela Carmena, una reconocida ex jueza que se presentó con la formación Ahora Madrid, cuyo origen es ciudadano y actúa bajo el paraguas de Podemos. Su asunción se ha logrado con el apoyo del socialista Antonio Miguel Carmona. Juntos han sumado una mayoría indiscutible frente a Esperanza Aguirre, la candidata del PP, pese a ser la más votada. "Ha ganado la mayoría de cambio", dijo Carmena al reconocer su triunfo, en la cuesta de Moyano, el lugar donde se concentra la venta de libros usados en Madrid.

Colau y Carmena son rostros nuevos en la política española, dos casos de ciudadanos indignados por los recortes, el desempleo y que dieron el paso a la política para generar el cambio, han dicho. Como ellas otros miembros de la sociedad civil son ahora las nuevas autoridades. La ilusión de un tiempo nuevo. La expectativa es grande por saber cómo estas nuevas formaciones lo harán, ¿podrán cumplir sus promesas?, ¿sólo buena voluntad será suficiente?, ¿podrán gestionar bien el espacio público?.
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Iglesias y Rivera representan dos modelos diferentes de entender a la sociedad española, aún cuando pueden nutrirse de los discursos del Partido Popular y el PSOE

Cifuentes sí, esperanza no
Símbolo del descalabro del PP es la derrota de Esperanza Aguirre como cabeza de lista de este partido en el Ayuntamiento de Madrid. En el 2011, Aguirre obtuvo el 48% de los votos y alcanzó la mayoría absoluta. El 24 de mayo último consiguió el 34.4% de los votos. Desde hace 24 años, el PP gobernaba con mayoría absoluta de Madrid. Eso ha terminado.

La noche del 24 de mayo, una Aguirre desencajada tuvo que reconocer los resultados. Era la más votada pero su victoria era con un escaso margen frente a Carmena.

El sello característico de Aguirre, conocida como condesa (su marido es conde) ha sido la confrontación. No sólo con sus adversarios políticos sino también con los de su propio partido. No ha dudado en enfrentarse y cuestionar el liderazgo del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, en el PP. Según ha trascendido, Aguirre fue designada como candidata a la alcaldía de Madrid porque, aún cuando para Rajoy era un personaje incómodo, se le consideraba imbatible.

Aguirre encaja también la pérdida de poder del PP en Madrid, en donde ella es la presidenta de los populares. Algunos de sus enemigos dentro de casa no han tardado en criticar y poner en duda su jefatura. Le devolvían así los golpes recibidos. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, a la que Aguirre quería suceder, dijo que los desastrosos resultados ameritaban un análisis profundo. En plena campaña, Aguirre se refirió a Botella despectivamente y afirmó que ella era una gran mujer detrás de un gran hombre (el ex jefe de Gobierno, José María Aznar).

A Cristina Cifuentes la candidata de PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid Aguirre le impuso varios nombres en su lista de concejales. Ante los resultados que le daban mejor votación, Cifuentes señaló que habría que analizar tal desplome en el apoyo a los populares en la Comunidad de Madrid. Cinco mil personas más, en Madrid capital, votaron por ella y no por Aguirre.
Mención especial merece Cifuentes. Se trata de un personaje que representa una de las alas progresistas del PP. En público no ha dudado en oponerse a algunas banderas de su partido. Ha dicho que está a favor del aborto. Es además una republicana declarada, aún cuando su partido defiende la legitimidad de la monarquía.

Ante el nuevo escenario que han dejado estas elecciones Cifuentes afirma que representa un nuevo proyecto en el PP. Y al cierre de esta nota se encontraba en conversaciones con Ciudadanos para lograr la mayoría que pueda llevarla a la cabeza de la Comunidad. Al PP, le sigue el PSOE con Ángel Gabilondo (un independiente y ex ministro de Educación en el último gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero). Cifuentes será una de las pocas figuras del PP que logrará el poder autonómico si prosperan sus conversaciones con la agrupación de Rivera, que una vez más se convierte en llave para gobernar. Si se produce la asunción de mando de Cifuentes todo indica que un cisma se abre en el PP de Madrid. El martes 16 de junio, Aguirre ha llamado a la realización de un congreso para elegir a la presidencia del PP en Madrid, al cual ella no postularía para revalidar el cargo. Un ciclo que se cierra para Aguirre, que está al frente del PP madrileño desde el 2004.

Frente contra Podemos
Esperanza Aguirre basó su campaña en el enfrentamiento con todos. Atacó a la candidata de Ahora Madrid agitando uno de los fantasmas de la sociedad española, que permanentemente se convierte en una carta efectista para el PP: le enrostró a Carmena su supuesta ayuda a la banda terrorista ETA, liberando a etarras durante su época como jueza. En pleno debate electoral, Carmena no quiso entrar en el juego y cerró el asunto. Estos ataques en vez de afectar a la ex jueza la favorecieron.

Luego de la resaca electoral, Aguirre ha expresado su desesperación frente a la inminente ascensión de Carmena y, por ende, de Podemos en Madrid. En un acto insólito, le ofreció la presidencia del ayuntamiento al candidato socialista Carmona todo -según dijo- para evitar que Carmena asuma la dirección de Madrid. Ha hecho un llamado a organizar un frente contra Podemos y dijo -incluso- que volvió a la contienda política para frenar a la agrupación de Pablo Iglesias. Su retórica contra Podemos puede reducirse: “el caos o nosotros”. «Hay opciones políticas que prometen el cielo en la tierra. En política no hay soluciones mágicas. Quien promete el cielo suele traer el infierno para los demás, aunque suele reservarse el cielo para sí mismo», ha señalado Aguirre en referencia a esta formación.

La llegada de Carmena a la alcaldía de Madrid no sólo ha desatado la reacción inesperada de Aguirre y de algunos de sus partidarios. También ha evidenciado, una vez más, esas dos Españas que están en la esencia de la sociedad ibérica. En las dos semanas posteriores a las elecciones se han dado dos protestas con escasa concurrencia contra Carmena, donde los asistentes alzaron el brazo derecho del saludo falangista y cantaron el himno español. Referencias que no dejan de remitir a Francisco Franco, el dictador que gobernó España durante 36 años. Los escasos manifestantes destacaron "el sacrificio" de Esperanza Aguirre de pactar hasta con el PSOE para que Carmena no se haga con el mando de la capital.

Aires nuevos en Valencia
Otro de los bastiones territoriales del PP era Valencia. Allí los populares llevaban gobernando unas dos décadas (16 años con mayoría absoluta). En los últimos años, sin embargo, este lugar se convirtió en el epicentro de las denuncias de corrupción del partido de Gobierno. El PP perdió 24 escaños y se quedó con 31 asientos en Les Corts. A pesar de que el PP todavía es la fuerza más votada, los partidos de izquierda suman una mayoría amplísima para hacerse con la Generalitat Valenciana: el Partido Socialista del País de Valencia- PSPV (23), Compromís (19) y Podemos (13). La quinta fuerza que entrará en el parlamento autonómico es Ciudadanos (13). Los socialistas, a pesar de los escándalos de corrupción de los populares, no han podido superarlos. Es más, han perdido apoyo, lo que ha beneficiado a las otras fuerzas de izquierda. El PSOE de Valencia tendrá que pactar para hacerse de la Comunidad Valenciana.

El efecto inmediato de todo esto ha sido la renuncia del presidente del PP en la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra. En la noche electoral, el líder del PP valenciano reconoció que los resultados habían sido "malos" tanto a nivel autonómico como municipal y vaticinó que se abría una "nueva etapa" en la política de esta comunidad.

En la ciudad de Valencia, otrora feudo del PP, el partido de Gobierno, con Rita Barbera a la cabeza, es la fuerza más votada pero ha perdido la mitad de sus ediles (pasa de 20 a 10). Compromís (una coalición de fuerzas progresistas de Valencia) se convierte en la segunda fuerza, pasando de 3 a 9 concejales y podrá formar gobierno con otras fuerzas de izquierda. Le sigue Ciudadanos con 6 concejales. El PSOE en cuarto lugar con 5 (deja de ser la segunda fuerza) y Valencia En Común, que incluye a Podemos, con 3 concejales. Esta formación deja a Izquierda Unida fuera del ayuntamiento.

Castilla-La Mancha es otra comunidad que merece especial atención. Allí gobernaba con mayoría absoluta, desde el 2011, María Dolores de Cospedal, la secretaria general de los populares. Los votos de los socialistas y Podemos la harían perder la presidencia. Este hecho no sólo significa su defenestración como cabeza del gobierno autonómico, también abre el debate sobre su idoneidad para coordinar y organizar a los populares. Con la derrota de Cospedal y los otros negativos resultados para el PP, se han iniciado muchas turbulencias en su interior. Ya se hablan de cambios en la cúpula del partido y también en el Gobierno de Rajoy.

Daños colaterlaes
Es un hecho que la irrupción de Podemos y Ciudadanos ha modificado el tablero político del bipartidismo, pero el ascenso de la segunda fuerza también ha dejado otro damnificado: Unión Progreso y Democracia (UPyD), la agrupación liderada por la ex socialista Rosa Diez. La agrupación representó en los últimos años cierta frescura en el escenario del bipartidismo, un impulso que no logró consolidarse y que fue barrido por Ciudadanos, que comparte sus banderas de regeneración democrática y lucha anticorrupción. El trasvase de votos ha sido elocuente. Meses antes de las elecciones, UPyD estuvo a punto de aliarse con Ciudadanos, algo que no prosperó por la negativa de Rosa Diez. Ahora, Diez ha renunciado a la secretaría general del Partido.

Izquierda Unida también ha sido afectada gravemente por el vendaval que ha sido Podemos, pero también por sus propios conflictos. En esta ocasión no consiguió siquiera ni una silla en la Asamblea Madrileña, al no llegar ni al 5% de los votos. El candidato que la encabezaba como cabeza de lista, el poeta Luis García Montero, que contaba con el apoyo de los cantantes Miguel Ríos o Joaquín Sabina, no consiguió mayor respaldo. En el 2011, su candidato Gregorio Gordo obtuvo 13 escaños. Y a nivel de Ayuntamiento, IU también pierde su representación en Madrid, en dónde había estado desde las primeras elecciones democráticas en 1979. Tampoco estará en la ciudad de Valencia. La formación sólo resiste en Asturias con el dirigente Gazpar Llamazares, a la cabeza. Las constantes disputas internas, la huida de muchos de sus cuadros a Podemos han pasado factura a la agrupación. En la resaca postelectoral se ha estado fraguando que IU se presente con Podemos en las elecciones generales de noviembre próximo.

Otras lecturas
Además del golpe contra el PP, estos comicios dejan otro resultado: que el electorado ha optado por dar un apoyo bastante repartido, lo que conlleva a que las fuerzas políticas se entiendan obligatoriamente si quieren gobernar. El sistema electoral en España es de representación proporcional. Es decir que se elige representantes, el mandato de la población parece dictar la necesidad de coaliciones de gobierno para alcanzar mayorías.

El profesor de Ciencia Política, Antón Losada, en una columna de opinión, en el diario.es del 26 de mayo, señala: “Frente a las propuestas para dummies sobre escoger entre conmigo o contra mí, o viejos o nuevos, o casta o plebe, o corruptos o puros, o rojos o azules, o Venezuela o Dinamarca, los votantes se decantaron por enseñarles a todos los candidatos y todas las fuerzas que la política debe practicarse igual que se conforma la realidad: diversa, poliédrica y a veces contradictoria… Somos muchos, pensamos diferente, queremos cosas contradictorias y no queda otro remedio que negociar y llegar a acuerdos porque nadie tiene fuerza o votos para imponer su agenda y sus prioridades a los demás”.

Una nueva manera de hacer política, distinto al bipartidismo de siempre. Un cambio que obliga a las fuerzas políticas, las de siempre y las nuevas, a pactar y establecer acuerdos para gobernar, en el que se fraguaran mayorías alternativas. Se trata de un escenario inédito en el espacio político español en el que el PP y el PSOE gobernaban en alternancia. Sus votos habitualmente llegaban al 80%, mientras que en estas elecciones apenas superan el 50%.

Un escenario que todo indica puede repetirse en las elecciones generales del 2015.

Otra señal de los nuevos tiempos es el peso que el electorado está dando a los jóvenes en la política española y al relevo generacional en los partidos políticos. En primer lugar, las figuras de Albert Rivera y Pablo Iglesias; el primero con 35 años y 36 años Iglesias. Según las encuestas, el líder político más valorado es Rivera. Si las actuales figuras de los partidos se mantienen, los candidatos a la presidencia serían: Además de Rivera e Iglesias, Pedro Sánchez del PSOE con 43 años, y Alberto Garzón de Izquierda Unida de 29 años. Sólo Rajoy de 60 años escaparía a esta foto. Aunque no es un factor definitivo, porque una de las figuras claves de las elecciones del 24 de mayo fue Manuela Carmena de 71 años, pero si a considerar de cara a las elecciones generales de noviembre próximo.
A escasos seis meses de las generales, lo dicen los analistas, estos comicios se presentan como una primera vuelta.


Anexo
Según un último sondeo, realizado post elecciones, publicado en El País el 7 de junio: el PP sería la fuerza más votada en las elecciones generales, le sigue el PSOE en empate técnico con el PP, y Podemos pasa a un tercer lugar frente a las estimaciones previas que lo aupaban a un primer lugar. Ciudadanos queda relegado al cuarto lugar.

Entrevista