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Errores mayúsculos

“Ojo por ojo… y el mundo quedará ciego” Mahatma Gandhi

Los recientes atentados de París que todos condenamos y que tienen explicación parcial en el fundamentalismo de algunos musulmanes, no debería haber llevado a que Francia bombardee la ciudad de Raqqa, Siria, capital del estado islámico. La comunidad internacional debería haber aprendido de la absurda reacción de Bush a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 invadiendo Afganistán. Por desgracia, algunos ‘líderes’ no saben conducir a la opinión pública, sino que más bien se dejan llevar por ésta.

Las reacciones vindicativas son exactamente las que los terroristas buscan, en especial las de los bombardeos aéreos que no tienen como evitar la muerte de inocentes, muchas veces niños. Basta ponerse en el lugar de alguna familia que pierde a sus hijos durante esos ataques, para percatarse del resentimiento que pueden generar, más si como ocurre en esas poblaciones han crecido odiando al Occidente y todo lo que representa. El combate frente al terrorismo es muy complicado y no debería afrontarse como una guerra convencional, por la sencilla razón de que no se tiene claramente identificado al enemigo, pero algunos jefes militares no saben o no quieren verlo. El trabajo de inteligencia, que ciertamente toma bastante tiempo, es bastante más efectivo frente al terror. Es también importante la sensibilización de las poblaciones donde supuestamente se esconden los terroristas para conseguir que terminen por entregarlos o delatarlos, para lo que es indispensable un gran giro en las políticas internacionales. Hay que lograr descalificarlos moralmente frente a su gente y en eso tienen que jugar un papel relevante los otros musulmanes no fundamentalistas, ni violentos.

Los peruanos, que hemos vivido el horror del terrorismo durante 20 años, estamos llamados a atestiguar sobre la forma en que se le derrotó en nuestro país y también de todos los errores que se cometieron durante los intentos en que escudados en que ‘estamos en guerra’ se afectó inocentes y violó derechos humanos de manera reiterada, causando así la reacción negativa de las poblaciones involucradas que temían a los dos bandos y no sabían dónde esconderse. Creo que es bastante obvio que la derrota de Sendero Luminoso se logró por su estructura piramidal con la captura de su líder, Abimael Guzmán, y que la mayor parte de las otras acciones fueron más bien negativas, quizá con la excepción de las rondas campesinas. Es posible que si no se le hubiera apresado todavía tuviéramos terrorismo en nuestro país.

A estas alturas no es posible negar la gran responsabilidad de los gobiernos y de la clase dirigente de los años precedentes en el nacimiento de la violencia en el Perú. Como sabemos por nuestros estudios de historia, los hechos tienen causas y la injusticia y la incapacidad de hacer las reformas necesarias nos llevaron primero al gobierno de Velasco, luego al terrorismo y finalmente a Fujimori. Es infantil echarles la culpa a los líderes de los movimientos y a sus integrantes, ya que la verdad es que permitimos el caldo de cultivo para su posibilidad y desarrollo.

De la misma manera, a Occidente (no sólo a los Estados Unidos) le corresponde preguntarse qué ha hecho para causar las reacciones que estamos viviendo. ¿Por qué ese odio que lleva a los yihadistas, incluso, a sacrificar sus vidas para causar destrucción en sus enemigos? Sólo cuando identifiquemos las causas podremos buscar soluciones. Las guerras de venganza, abiertas e indiscriminadas, terminan por rebotarnos y constituyen el camino para conseguir más y mayores enemigos. ‘Quien siembra vientos, cosecha tempestades’.

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