La cooperación internacional en un país de ingreso medio

¿De qué manera se va a afectar la cooperación internacional ahora que el país ha pasado al horizonte del ingreso medio?
Los editores me plantearon esta pregunta que, me parece, ronda en la mente de muchos. Algunos consideran que esto será un desastre, que, en términos económicos, vamos a dejar de recibir mucho dinero. Para otros, es parte de las consecuencias de que nuestra economía haya crecido, que nuestra clase media haya aumentado significativamente, sobre todo en su consumo, y que ya estemos en camino de integrarnos a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE en español y OECD en inglés).
El Perú va a recibir menos Cooperación Internacional al Desarrollo (CID) que antes, las razones tienen que ver con la crisis en los países donantes tradicionales, básicamente aquellos que integran el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE; y, con el hecho que la economía de muchos países ha crecido con la aplicación de las medidas de ajuste promovidas desde el Consenso de Washington y, por tanto, se entiende que cuentan con recursos propios para enfrentar los problemas y financiar los programas que anteriormente se cubrían con CID.
Algo así como, ahora que tienes dinero toca que pagues tus necesidades y aquello en lo que quieras invertir para el futuro. La CID no sólo disminuye sino que ya no financia programas de emergencia o programas de inclusión social, para eso, el Perú cuenta con dinero y una economía que ha crecido entre 2002 y 2014 como pocas en el mundo.
Las reservas netas del Perú siguen siendo mayores a su deuda externa, o sea, no falta plata. Financieramente es sensato no pagar la deuda ya que los intereses sobre esos préstamos es menor que el retorno que podríamos tener por buenas inversiones con el dinero en las arcas del tesoro público.
Por otro lado, el monto de la CID suele percibirse o imaginarse, cual leyenda urbana, en volúmenes increíbles. Entonces, a desilusionarse porque no es así. De acuerdo al Banco Mundial (BM)1, el Perú ha recibido en promedio, entre 2002 y 2013, alrededor de US$ 400 millones anuales. Si comparamos esta cifra con lo que anualmente remesan nuestros connacionales en el exterior, que se estima en unos US$ 3,000 millones; podemos darnos cuenta que la relevancia de la CID no es económica. A la economía peruana ingresa dinero de otras fuentes que son mucho mayores que las de la CID.
Entonces, una primera constatación es que la disminución del volumen de la CID no va a afectar la economía del país y tampoco va a perjudicar a la población en pobreza y extrema pobreza porque para sostener los programas de inclusión se cuenta con recursos del tesoro público.
Así mismo, el peso relativo de la CID en la economía del Perú ha ido disminuyendo. Un índice apropiado para apreciar esta situación es determinar para cada año el peso de la CID en el Producto Bruto Interno (PBI). Según el BM:
- A mediados de los años 80, la CID representaba alrededor del 2% del PBI;
- A inicios de los años 90, la CID representaba alrededor del 1.6% del PBI;
- A mediados de los años 90, la CID representaba alrededor del 0.7% del PBI;
- A inicios del siglo XXI, la CID representaba alrededor del 0.9% del PBI;
- Hacia 2006, la CID representaba alrededor del 0.6% del PBI;
- Hacia 2011, la CID representaba alrededor del 0.4% del PBI; y,
- En los últimos tres años la CID representa alrededor del 0.2% del PBI.
Claramente hay una disminución. Es necesario tener en cuenta que el propio PBI del país se ha modificado en 30 años, ha crecido progresivamente. Así mismo, la población se ha incrementado. Viéndolo estrictamente en una relación con población, se podría afirmar que la CID de hoy, que es menor a la de antes, debe atender a más gente que antes. Sin embargo este no es un razonamiento válido, ni la CID ni la riqueza del país se reparten equitativamente entre todos los peruanos.
En el caso de la CID porque su propósito es aportar al desarrollo, que no haya pobres, que las instituciones funcionen, que las capacidades se hayan desplegado en todo su potencial y sigan creciendo. El siglo pasado, especialmente a partir de 1975, los recursos de la CID ayudaban a la sobrevivencia de un número estimado en 10 millones de peruanos y estaba bien que esos recursos se orientaran así. Hoy, de lo que se trata es de garantizar una calidad del gasto óptima. Que la vulnerabilidad de los peruanos que han salido del horizonte de pobreza no los lleve a retornar a ella como efecto de la situación económica.
Es necesario en el Perú que las instituciones funcionen, especialmente las estatales, pero también terminar con la informalidad en todas sus expresiones. Eso implica desarrollar instituciones, fortalecer capacidades hacer que nuestros recursos humanos sean, efectivamente, nuestro principal activo y varios logros más en esa pista. Políticas y proyectos de la cooperación española, alemana, suiza, japonesa, de la UE y algunas otras más, aportan a nuestro país en esta perspectiva.
Una segunda constatación sería que como país debemos apuntar a que los recursos de la CID se orienten a proyectos de fortalecimiento institucional, del estado y la sociedad civil (la que, como todos sabemos, incluye a las empresas y sus asociaciones), a desarrollo de capacidades, a hacer mejor las cosas, incluso las que ya hacemos bien.
Muchas veces, dirigentes de organizaciones campesinas o de pobladores, o autoridades de gobiernos subnacionales, se ilusionan con que la CID resuelva problemas o necesidades que son importantes y urgentes para su comunidad como salud o educación o vialidad. Eso, toca exigirlo al Estado, ya que éste tiene la obligación de atender las necesidades básicas de todos los peruanos y para ello cuenta con grandes cantidades de recursos. Es responsabilidad de los gobiernos combatir la desigualdad y no incrementarla.
Mi respuesta a la pregunta inicial va en la pista que la presencia de la CID en el Perú es necesaria. Una tercera constatación es que si bien nuestra economía ha crecido, nuestras instituciones son débiles y persiste la desigualdad. Con la CID se fortalecen instituciones y es tarea del estado enfrentar la desigualdad.
El siglo pasado, especialmente a partir de 1975, los recursos de la CID ayudaban a la sobrevivencia de un número estimado en 10 millones de peruanos y estaba bien que esos recursos se orientaran así. Hoy, de lo que se trata es de garantizar una calidad del gasto óptima.
Retomo una idea pendiente del inicio del texto:
¿Quién nos promovió en 2008 a País de Renta Media Alta (PRMA)? Los mismos que en 2002 nos señalaron como País de Renta Media (PRM), dejando de ser País de Renta Baja (PRB). Naciones Unidas emplea el ingreso promedio por persona, es decir, divide el PBI entre el volumen de población como criterio para clasificar a los países. Toma este índice para comparar los países sin tener en cuenta elementos sustanciales como que el desarrollo no es unidimensional, solamente ingreso per cápita PBI/Población, sino multidimensional, el propio Índice de Desarrollo Humano de NNUU es mejor referente para comparar los países que tomar únicamente la variable ingreso. Entonces una de las limitaciones de este índice es conceptual, el desarrollo es un proceso complejo multidimensional y no un solo dato. La otra objeción a este índice es estrictamente matemática, estadística, un promedio no nos dice nada de una determinada población si no va acompañado del dato de la desviación estándar que nos describe cuán concentrada o dispersa se encuentra la población. Dos poblaciones pueden tener el mismo promedio y ser muy diferentes, en un caso la población podría estar concentrada hacia el medio y entonces el promedio si nos describe esa población; en otros casos, la población se encuentra dispersa y con tendencia a los extremos, entonces el promedio no nos dice nada. Muchos PRMA presentan una enorme desigualdad. De hecho, la mayoría de los pobres del mundo habitan en PRMA.
Una cuarta constatación es la necesidad de cambiar esta manera de clasificar a los países. Gran reto. No es sencillo pero tampoco imposible. Toca una iniciativa firme y sostenida en los organismos de NNUU y en la propia Asamblea General, convocando no solamente a los hermanos de América Latina. El Perú es aún un referente de crecimiento rápido y genera admiración, corresponde desarrollar alianzas firmes en otros continentes, en África subsahariana, en África del norte, en el Golfo Arábigo, en Asia, en Asia-Pacífico, con el propósito que la tabla que clasifica a los países sea transparente y que todos aceptemos que efectivamente nos coloca donde nos corresponde.
Requerimos seguir recibiendo CID para, con el crecimiento económico que ya ha ocurrido, concretar el desarrollo para todos. En 2012 hubo una iniciativa en Unión Europea para que Perú, como PRMA, ya no contara con un “programa país” sino que entrara en una suerte de grupo regional. Gestiones del organismo responsable de la CID en el país, junto con un valioso despliegue de contactos y argumentos en diversos foros de la UE, como el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, por parte de organismos del gobierno español, lograron convencer a la UE de mantener el “programa país” en el Perú. Pero ese logro no significa nada si no se usan bien esos recursos y esta es responsabilidad de las instituciones públicas peruanas, responsabilidad del gobierno.
En perspectiva de futuro, para la humanidad, a través de sus gobiernos, es importante resolver este tema. El mundo ha tenido varios años de crecimiento económico, el ciclo ahora se frena. En esos años los pobres del mundo no disminuyeron, aumentaron. Entonces es clave superar un escenario en el que países ricos no cumplen con el compromiso de Monterrey2 y más bien reducen su aporte y expresan que las
economías emergentes –como el Perú– ya no reciban más CID. En el otro extremo, los PRB tienen la expectativa de recibir más en la medida que ya no se dirija a los PRMA y disminuya para los PRM. Los PRM y sobre todo los PRMA tenemos el reto de hacer las cosas bien, lo que significa: por un lado, usar bien la CID recibida y desarrollar capacidades; y, por el otro, asumir compromisos de aportar cooperación técnica para compartir lo que sabemos hacer bien y aportar al desarrollo de capacidades de otros, ser actores claves de la Cooperación Sur–Sur (CSS).
Eso implica no solamente otra tabla de clasificación de los países, sino también repensar la Gobernanza Global de la CID.
Finalmente, los datos que presenta el BM, corresponden a recursos efectivamente ejecutados. La brecha entre fondos aprobados y ejecutados es enorme en muchos proyectos. Está pendiente un estudio exhaustivo de la cantidad de dinero que se dejó de percibir e invertir en el desarrollo simplemente porque no se aportó la contrapartida o, inclusive, ni se tramitó ante el MEF, habiendo recursos.
La clave no está en el monto de CID que recibe el Perú, la clave, en primer lugar, está en que se gaste bien, se gaste toda, se muestre resultados.
1BANCO MUNDIAL. Datos: Ayuda Oficial al Desarrollo como % del PBI. Consulta realizada el 22 de enero de 2016. http://datos.bancomundial.org/indicador/DT.ODA.ODAT.GN.ZS
2La Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo que se realizó en marzo de 2002 en Monterrey - México, fue convocada por NNUU y en ella participaron 50 jefes de estado o de gobierno y más de 200 ministros. Uno de los compromisos fue que los Países de Renta Alta (PRA) se comprometían a destinar el 0.7% de su PBI anual a CID.