Añadir nuevo comentario

¿Qué pasó con las encuestas?

Foto: CNN en Español

A pesar de que muchos en el país quieren eliminar la posibilidad de desarrollar encuestas de intención de voto previas a las elecciones, debemos decir con tranquilidad de que en el Perú tenemos encuestas que funcionan y bastante bien. Tener un acercamiento menor al punto porcentual en elecciones cerradas es un claro indicador de que las encuestadoras serias hacen bien su trabajo y mantienen un alto estándar.

Sin embargo, es importante recordar de qué hablamos para poder entendernos. Una encuesta es la recopilación estructurada de información que se hace a una muestra representativa de un universo dado, usando estándares estadísticos que alcanzan determinados niveles de certeza en los datos que se obtienen. Es decir, no vamos a preguntarle a todos los miembros de una comunidad dada, sino que desarrollamos un esfuerzo por hacerlo en un grupo que represente a todo el universo que queremos entrevistar. Y los resultados van a depender mucho de cómo estén estructuradas las preguntas para poder interpretar esas respuestas (es decir, qué tanto hemos evitado el sesgo).

¿Cómo se encuesta? De diversas maneras. Puede ser persona a persona, telefónicamente, por Internet, por interceptación en un punto de afluencia. Pero cada método de recolección de información está atado a su conveniencia y capacidad. Por ejemplo, no puedo hacer encuestas por Internet en población rural, pues la penetración del servicio es muy baja; no puedo hacer encuestas por interceptación cuando necesito una cobertura geográfica específica.

Dicho esto, regreso al punto inicial. Acá en el país, hacer encuestas de intención de voto de manera seria (Ipsos, GfK, Datum, son las que considero cumplen estos estándares) es muy trabajoso logísticamente hablando pero bastante fácil en términos de lograr un resultado muy fino. Se conoce el universo, que es la totalidad de votantes, compilada en las BBDD del RENIEC. Además, este universo está organizado por geografías, hasta el mínimo nivel posible. Además, se cuenta con una base cartográfica que permite planificar un trabajo de campo representativo. Además, se cuenta con sistemas de muestreo aleatorios que permite cumplir con las reglas básicas de la selección muestral. Además, la necesidad de hacer el recojo de información persona a persona, hace que sea posible controlar perfectamente el trabajo de recolección de data. Además, se cuenta con la tecnología necesaria para poder generar rápidamente resultados y que no haya un sesgo de tiempo en los mismos. Por ello, si se trabaja con seriedad y ciencia, los resultados de las encuestas difieren apenas del trabajo de la ONPE.

Pero no, no estamos regresando meses atrás en la historia del país ni estamos con una posición gremialista. Solo recordamos por qué en este país contamos con un sistema eficiente de encuestas que se equivoca muy poco (insisto, las serias).

En EEUU acaban de tener un proceso electoral con resultados estrepitosos para las encuestadoras. Prácticamente ninguna logró considerar el triunfo de Trump e inmediatamente las voces a favor de callar las encuestas empezaron como un eco fastidioso que ocurre siempre que otros se equivocan. Pero las condiciones fueron realmente diferentes. Y lo que busca este artículo es entenderlo. Y tratar de hacer que en el Perú sigamos teniendo encuestadoras de calidad, confiables y aterrizadas.

1. Voto obligatorio versus voto opcional.
En el Perú tenemos que ir a votar o pagamos multa. Una multa que no es poca además. Así que es cuando se analizan los resultados de una encuesta se parte del escenario que al ser un voto obligatorio, las probabilidades de ir a votar son mayores que las que no. Se maneja un porcentaje histórico de ausentismo, que suele ser más alto en zonas rurales y en el exterior. Pero incluso ello puede interpretarse y conocerse.
En EEUU no pasa eso. Votan los que quieren. Antes de votar hay que registrarse además. Pero ni siquiera una vez registrado, es obligatorio el voto. Puedo ir o no ir. La distancia, el trabajo, o simplemente el humor y las ganas que tenga el día de la elección constituyen elementos que son muy difíciles de medir previamente.
Eso da para pensar y elucubrar harto. Imaginemos que usted es un votante registrado y que ha decidido su voto semanas atrás. Su voto no va a cambiar. Pero recibe información de que su candidato o candidata se la va a llevar fácil. Que prácticamente ya ganó. Llega el día de la elección. En un escenario así, ¿no es posible que el efecto ganador haga que se interese menos y que cualquier variable haga que se inhiba? Pues de alguna manera, eso también pasó con Clinton y menos con Trump. La urgencia que tenía el candidato republicano por ganar, pese a estar debajo en los sondeos, hizo que sus votantes sintieran probablemente mayor compromiso con el voto.

2. Cambian los escenarios
Como hemos explicado, el éxito de una encuesta depende mucho de la representación que se tiene del universo de votantes. Hemos hablado del padrón electoral del Reniec en el país. Su importancia es muy grande. Sino usamos el último, los riesgos de no poder representar bien a los votantes del Perú es muy alto.
En EEUU cometieron, desde mi óptica, el más grande de los errores técnicos posibles en este tema. Usaron la misma representación de la elección anterior y no se advirtió que podría haber diferencias entre una y otra. No se entendió que por ejemplo, la participación de personas blancas, de bajo nivel educativo y de zonas rurales estaba creciendo (¿les suena al perfil de alguien?); mientras que la de afroamericanos y millenials (vamos, jóvenes), estaba descendiendo. Esta explicación, elaborada por Larry Sabato, experto en estos menesteres, es clave. Así, Trump ganó en estados en los que Clinton descontaba una victoria… porque la población electoral era diferente!

3. Ay, el numerito
La investigación de opinión pública está muy orientada al número. Se presta poca atención a la actitud del votante, a su estado emocional, al real estado en el que se enfrenta a algo como una elección. Una investigación cualitativa creo, hubiese permitido conocer mejor el nivel en el que los candidatos eran evaluados. Mi hipótesis es que Clinton fue muy mala candidata y no transmitió elementos de cercanía que eran necesarios para convencer a más gente. Algunos analistas señalan que incluso Clinton empezó a ser odiada y eso se convirtió en un voto anti –Clinton. Lo cual suena a paradoja, pues siempre se pensó que el “anti” era representado por Trump largamente. Sin investigación cualitativa que registre las emociones y que permita tener un mapa de los significados que cada candidato expresa, la interpretación resulta más complicada aún.

4. Voto (bien) oculto
Existe en todos lados. No es propiedad de García. El voto oculto es aquel que representa una intención frente al encuestador, pero que tiene una conducta diferente. Algo de eso debe haber existido también. No debe ser fácil decir que se va a votar por Trump. Es claramente un candidato impresentable. Pero, en algunas personas, que no fueron pocas, no fue fácil decir que se iba a votar por Trump, pero muy fácil fue votar por él en las urnas. Es difícil de predecir, complicado de interpretar, pero existe, y más cuando se tiene un candidato tan violento en tantas formas como el republicano, pero al que se le identifica con un trasfondo que no resulta ya tan antipático para su base electoral. El voto oculto por Trump se materializó y contribuyó a su victoria.

5. El sistema, siempre el sistema
Lamanera de elegir es distinta. Si cada voto singular sirviera para ganar la elección, Clinton sería la primera mujer presidenta en EEUU. Pero no, no es así. Cada Estado supone una cantidad de representantes. El candidato que gana en el Estado, gana la totalidad de esos representantes. Así fue como Trump ganó. Voto a voto, Clinton tuvo mayor aceptación. Pero Estado por Estado, la revolcaron. Trump ganó en estados clave como Florida por ejemplo. Y las encuestadoras fallaron en poder predecirlo.

Seguramente encontraran otras razones. El gremio de encuestadoras de opinión pública en los EEUU está analizando qué ocurrió. Lo mismo en Gran Bretaña, España y Colombia. Peor no en el Perú. Acá las encuestas, insisto, las serias, han hecho un buen trabajo.

Entrevista

Salud