En busca de un nuevo giro

El presidente Ollanta Humala se acerca al primer año de su gestión con la aprobación a su Gobierno en una caída sin freno. En junio ésta se redujo al 41%, poco más de la mitad del 70% al que llegó cuando su administración cumplió un mes. No es alarmante, pero no hay ninguna señal de que ese declive pueda detenerse pronto.
El Primer Mandatario dice que no gobierna pensando en las encuestas; hace bien, pero los sondeos de opinión son fotografías del momento que ayudan a los estadistas a tomar decisiones para frenar la caída, enmendar rumbos y recuperar el espacio perdido. Pero es posible que al Presidente sí le preocupen las encuestas, y por eso sus recientes y constantes apariciones en la televisión inaugurando obras y lanzando programas en las cumbres de cerros de los asentamientos humanos y en provincias remotas de varias regiones, además de su exhibición al lado de su esposa Nadine Heredia y de algunos ministros que no han caído en el descrédito ante los ojos de la ciudadanía. Con quien ya no se muestra es con el premier Óscar Valdés, quien parece que camina ya hacia la puerta de salida.
El mensaje
Nadie sabe cuál será el tono del Mensaje a la Nación del 28 de julio, ni siquiera en Palacio de Gobierno. Lo que sí se sabe es que antes de dirigirse al país el presidente Humala tiene que haber cambiado su Gabinete, pues eso es lo que los ciudadanos le están pidiendo. Basta leer las cifras de las encuestas.
Valdés se ha convertido en un escollo para el Gobierno, y la razón principal para ello es que ha fracasado y no tiene nada bueno que mostrar. Durante su gestión el país ha parecido gobernado todavía por la gente de Alan García: fracaso tras fracaso en la lucha contra los narcoterroristas en el VRAE y zonas adyacentes, muertos en las protestas sociales, vergonzoso sembrado de pruebas y encarcelación del Alcalde de la provincia cusqueña de Espinar, ningún acercamiento para el diálogo con los radicales críticos del polémico proyecto Conga.
Todo esto ha minado el Gobierno de Humala y lo ha hecho caer en las encuestas; y ahora el mismo Presidente está tratando de levantar su gobierno, pero las reacciones parecen tardías. La mesa de diálogo de Espinar, tan efectiva y a cargo del ministro Vidal, por ejemplo, debió instalarse y lograr entendimientos antes de los disturbios, las dos dolorosas muertes, los maltratos a un fiscal y la vergonzosa escena de la detención y posterior encarcelamiento de un Alcalde que se había puesto del lado de su pueblo para buscar soluciones ante el problema de la contaminación.
Nadie sabe cuál será el tono del Mensaje a la Nación del 28 de julio, ni siquiera en Palacio de Gobierno. Lo que sí se sabe es que antes de dirigirse al país el presidente Humala tiene que haber cambiado su Gabinete, pues eso es lo que los ciudadanos le están pidiendo. Basta leer las cifras de las encuestas.
Es verdad que Ollanta Humala se esfuerza por cumplir sus promesas electorales y muestra algunos logros como la recuperación del gas del lote 88 para el consumo interno; el aumento del sueldo mínimo; la Ley de Consulta, aunque con problemas en su reglamento; los programas sociales (Pensión 65, Beca 18, Samu, entre otros); pero nada de esto será suficiente si el pueblo no siente que el crecimiento y el progreso de los que tanto se habla no llegan a sus bolsillos.
El gran reto del Presidente sigue siendo hacer un gobierno distinto al de Alan García, por lo que debe preocuparse si solo lo aplauden los aliados del aprista que ahora sueña con ponerse la banda de nuevo. En la víspera de su cumpleaños, en la Plaza San Martín, el mandatario ha acuñado la nueva frase que puede dar luces sobre el rumbo de su Gobierno ahora: “Sí se puede hacer gran transformación sin sobresaltos”. No habló de la hoja de ruta de la campaña, ni de la gran transformación que algunos le reclaman. Parece buscar un nuevo giro para no seguir cayendo, y su actual Gabinete no lo ayuda; para ese cambio de timón que parece buscar, podría pedir a sus ministros que levanten las manos los que votaron por él y quedarse con los que las levantan. El resto tendría que esperar que Keiko Fujimori gane las elecciones.