De la teología al derecho

¿Qué tipo de movimiento fue Sendero Luminoso? La comprensión de este problema es fundamental para poder combatir las nuevas expresiones de esta organización.
La comprensión rigurosa (y no la justificación apologética) de un fenómeno como Sendero Luminoso requiere tomar en cuenta múltiples dimensiones: históricas, económicas, sociales, culturales, etc. Lo que debe evitarse a toda costa es caer en un reduccionismo que crea que una sola cosa explica algo tan complejo. Frente a decir que algo así ocurrió porque simplemente "había pobreza" o porque simplemente lo que hay son "resentido sociales" o porque simplemente lo que había eran "locos" o “tontos”, la exigencia que tenemos como comunidad académica frente a la sociedad es investigar seriamente lo que sucedió. Y esto no solamente con fines puramente académicos o de mera erudición. La idea es que avanzar en esta tarea pueda también contribuir para que algo así no vuelva a repetirse. Ahora bien, dada la extensión, límites y pretensiones de este breve texto, lo que me gustaría es volver a llamar la atención sobre algunos de los aspectos ideológicos y discursivos que también son importantes para la comprensión este fenómeno. En concreto, se trata del hecho de que la ideología de Sendero Luminoso guarda una estructura formal similar a la de una religión fundamentalista. Esto no quiere decir que esta ideología política y la religión sean lo mismo. Lo que se quiere decir es que lógica estructural de ambos es análoga (“fundacional”).
Y es que, el marxismo de Sendero Luminoso se caracteriza por ser extremadamente dogmático. En esto, como lo sostiene Gonzalo Portocarrero, puede verse una continuidad con el catolicismo colonial. Por eso, frente a la conocida tesis de Carlos Iván Degregori de la “revolución de los manuales”, Portocarrero señala que de lo que se trata es de la “persistencia de los catecismos”. El marxismo senderista ocupa el mismo lugar que antes tenía el dogma religioso. Y si bien la ideología senderista se presenta como “ciencia”, en realidad opera como un fundamentalismo, ya que mantiene su misma estructura formal y onto-teológica.
El lugar de Dios lo ocupa "la Historia". Abimael Guzmán ocuparía el lugar del “profeta” (para usar la expresión del último libro de Portocarrero) que anuncia la verdad revelada (y necesaria). El lugar de la Biblia lo ocupan los textos de Marx, Lenin, Mao y Mariátegui, textos que han revelado verdades. Para descubrirlas basta que el profeta haga la exégesis correcta, además producir él mismo también verdades reveladas. El lugar de la herejía lo ocupa el "revisionismo", que debe ser igualmente castigado. La cúpula de altos mandos serían los apóstoles y la organización sería jerárquica y autoritaria como una Iglesia. El lugar del paraíso celestial lo ocupa el "comunismo". En lugar del converso cristiano, se encuentra el senderista converso, que ha podido finalmente encontrarle sentido a su vida. En lugar de la fe, se trata de "conocimiento".
Fundamentalismo ideológico religioso y autoritarismo jerárquico son los rasgos de facto fundamentales del senderismo, aunque de jure hable de una ciencia que persiga la liberación de los explotados. En la medida en que Guzmán es el medio a través del cual la Historia comunica sus leyes necesarias, lo que se genera es un culto demasiado fuerte a la personalidad. Esto lo hace, en la práctica diferente al resto, de la misma manera que uno podría pensar que los santos tienen algo especial. Y esta diferencia cuasi ontológica estaría fundada en el saber. Es el conocimiento del marxismo, de la ciencia, de las leyes de la historia, el que justifica la infalibilidad de sus decisiones. En lugar de la infalibilidad en materia de fe, aquí se da infalibilidad en materia de marxismo.
Y como lo que se conoce son leyes necesarias, lo que se busca es realizar la "voluntad" de la Historia (en realidad se entiende como su “necesidad”). Es esta creencia la que buscó legitimar ideológicamente la movilización de muchos peruanos para realizar acciones que terminaron con la muerte de miles de personas, a través de excesos y violaciones a los derechos humanos. El militante tenía una justificación ideológica para el maltrato, la dominación y la crueldad para con los demás. Esos actos y sus consecuencias son entendidos como “costos imprescindibles” o necesarios para el advenimiento del comunismo.
Fundamentalismo ideológico religioso y autoritarismo jerárquico son los rasgos de facto fundamentales del senderismo, aunque de jure hable de una ciencia que persiga la liberación de los explotados. En la medida en que Guzmán es el medio a través del cual la Historia comunica sus leyes necesarias, lo que se genera es un culto demasiado fuerte a la personalidad.
El fin aquí, pues, justifica los medios, en la medida en que este fin es pensado como necesario debido a las leyes de la historia que, además, brindan los medios para su realización(1). Hay también aquí elementos religiosos para buscar conciliar la libertad y la necesidad. De la misma manera que el catolicismo, muchas veces conservador, suele decir que uno es libre "para hacer el bien", el senderismo puede asumir que uno es libre "para hacer la revolución" (y la lucha armada). Los efectos de dicha ideología fueron, como sabemos, terribles para la historia de nuestro país.
Sin embargo, también debe señalarse que el impacto del senderismo en campo ideológico y simbólico fue muy fuerte, al punto de que los significantes “marxismo” y “comunismo” han sido desplazados en nuestro país para significar hoy, prácticamente sin más, “senderismo” y/o “terrorismo”. No es posible en nuestro país ser marxista o comunista sin ser equiparado, casi de manera automática, con ser “senderista” o “cripto-senderista”. Esto ha sido tan fuerte que ahora incluso los que simpatizan con el senderismo, sea con su ideológica, con sus líderes o con sus miembros, ya no utilizan esas expresiones públicamente. Esto es lo que sucede actualmente con los que forman parte del MOVADEF. Declaran discursivamente que lo que ellos llaman “guerra” ya terminó y que de lo que se trata es de poder “reconciliar al país”. Hablan de "presos políticos", "perseguidos sociales", "derechos fundamentales", "amnistía general", "solución política", "reconciliación", etc. Lo que está en el núcleo de este discurso es la utilización de una retórica ligada a los derechos humanos. En este caso lo que tenemos es un viraje mucho más pragmático donde lo que se constata es que se persigue un fin propio (por ejemplo, la liberación de los senderistas), utilizando todos los recursos que tengan disponibles. Hoy buscan instrumentalizar políticamente el derecho, buscando encontrar en éste una retórica que les permita la liberación de senderistas, la amnistía y la inscripción para poder competir electoralmente.
Frente a esto, la tarea urgente de los que se reconozcan como herederos de la tradición crítico-marxista es doble: (1) defender la posibilidad de un marxismo no senderista que tenga un lugar en el campo académico, intelectual e ideológico y que pueda ser tenido como riguroso (anti-dogmático); y (2) defender la posibilidad de una política de izquierda democrática (anti-autoritaria). La cuestión radica en si ello es posible.
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