Añadir nuevo comentario

¿Estamos preparados frente a la crisis externa?

Ministro de Economía Miguel Castilla clausuró III Encuentro Empresarial América del Sur y Países Árabes (Foto: Andina).

A pesar de las advertencias de distintos expertos respecto de las crisis de la eurozona y los Estados Unidos, así como de la desaceleración de China, en el Perú, en el plano económico, todo parece seguir igual. La impresión es que estamos inmunizados frente al mundo. Sin embargo, conviene tener cautela y tomar en cuenta algunas observaciones, para notar que la pregunta debería ser: ¿Cuándo nos afectará?

En el ámbito mundial, la peruana es una economía abierta y pequeña: solo produce el 0,37% del producto bruto interno (PBI) mundial y está abierta tanto al comercio internacional como a los ingresos y salidas de capitales. Como consecuencia, está expuesta a lo “positivo” y lo “negativo” que ocurra en el exterior.

La economía mundial atravesó por una fase de crecimiento entre 2002 y 2008, etapa interrumpida por las crisis financieras en Estados Unidos y Europa. Durante esa etapa, la economía peruana creció gracias a los altos precios de los productos mineros que a su vez respondieron a la demanda de China e India y a la estabilidad económica interna. No obstante, desde 2009, a pesar de una tibia recuperación en 2010, la economía mundial se desaceleró y las perspectivas de recuperación para los siguientes años son inciertas. La razón es que se trata de una crisis de sobreendeudamiento, tanto de las familias como de los bancos y los gobiernos. La historia muestra que la solución a ese tipo de crisis es lenta y tarda alrededor de 10 años.

China es la “fábrica del mundo”, y sus principales compradores son Estados Unidos y Europa, economías que cada día pueden comprar menos, pues tienen problemas de sobreendeudamiento. Si China no tiene quién le compre, entonces produce menos, lo que explica la desaceleración de su tasa de crecimiento. Como consecuencia, demanda menos productos mineros a países como el Perú, lo que genera que las proyecciones de crecimiento de nuestro sector minero sean negativas para 2013 debido a una disminución en el precio de los productos mineros. Al mismo tiempo, las exportaciones peruanas a Estados Unidos y Europa, en especial de textiles y confecciones, joyería y calzado, ya están disminuyendo, por la misma razón por la que se desaceleran las exportaciones chinas a esos destinos. La proyección de la variación en exportaciones peruanas para este año es de -4% respecto de 2011, año en el cual exportamos 46 mil millones de dólares. Como la economía peruana no es una isla, recibe los “choques” externos negativos, como ocurrió entre 1998 y 2001.

Entonces, ¿qué nos mantiene con una expectativa de crecimiento de 6% para 2012? Si los mercados externos se están reduciendo, solo queda pensar en el interno. Ahí aparece el boom crediticio como el elemento central que financia consumo e inversión privada. Las fases de crecimiento económico, como la experimentada por el Perú, vienen acompañadas de auges crediticios; de ahí que haya que ser cuidadosos, pues los aumentos rápidos del crédito pueden generar dificultades, como la historia económica lo demuestra.

Sostener que la economía seguirá boyante en los siguientes años, me parece un exceso de optimismo. La razón central por la cual todavía la crisis no afecta en la magnitud de otras crisis es la estabilidad económica interna y el boom crediticio. Este último tiene un límite e incluso puede ser peligroso.

¿Estamos preparados? Veamos algunas cifras al primer semestre del 2012, en todos los casos comparadas con igual periodo del 2011. Primero, el crecimiento económico ha sido de 6,1%, y fue Construcción el que presentó la mejor cifra, con un aumento de 14,7%. Segundo, la inversión privada creció 13,6%, con lo que acumula 10 trimestres consecutivos de crecimiento. Tercero, la inversión pública aumentó 33,5% en el primer semestre del 2012, luego de disminuir -24,7% en igual periodo del 2011.

En segundo lugar, existe un superávit fiscal, lo que significa que el Gobierno ha ahorrado en 2011 (2,0% del PBI) y en el primer semestre del 2012 (6,3% del PBI) para tener la liquidez necesaria e inyectarla a la economía a través de un mayor gasto público cuando se desacelere la inversión privada, consecuencia de la crisis. Algo similar a lo ocurrido en 2010, cuando se financió el programa de estímulo económico con superávits fiscales conseguidos entre los años 2007 y 2009. Lo que aquí estaría en cuestión es la capacidad de gestión pública, es decir, no la falta de recursos, sino cómo usarlos.

En tercer lugar, tenemos un nivel de reservas de 60 mil millones de dólares. ¿Para qué sirven? La función del BCR es evitar fluctuaciones bruscas en el tipo de cambio; mientras sigan ingresando capitales, el tipo de cambio seguirá con una tendencia a la disminución; por lo tanto, el BCR comprará dólares para cumplir con su función y, por ende, seguirán aumentando las reservas. Sin embargo, si ocurre una salida de capitales, es decir, una repetición del periodo 1998-2001, entonces el tipo de cambio subirá y el BCR usará las reservas para vender dólares y evitar un aumento brusco en el tipo de cambio. De ahí que el nivel de reservas sea la principal línea de defensa ante aumentos del tipo de cambio.

En cuarto lugar, tenemos un nivel de deuda pública equivalente a 20% del PBI, muy por debajo del de las demás economías de la región y de las avanzadas. Esto significa que, en caso de emergencia, podemos endeudarnos en los mercados internacionales sin problemas y a costos bajos.

Por lo tanto, prudencia fiscal, manejo monetario responsable, bajo nivel de deuda pública, alto nivel de reservas y control de la inflación son fortalezas. El auge crediticio permite que la inversión privada aumente y ello sostiene el crecimiento de 6% anual. Sin embargo, ¿es esto suficiente? La pregunta es compleja, pues no conocemos la magnitud de la crisis. ¿Qué se sabe?

Lo seguro es una desaceleración de Estados Unidos y Europa por varios años más, y, como consecuencia, una tendencia similar en China. Si los motores de la economía mundial se frenan, es poco probable que el Perú no se vea afectado, pues el mercado interno es pequeño; imaginemos la cantidad de pobres y de personas que “viven al día” y que además están endeudadas con las facilidades crediticias. Mercado externo en desaceleración y mercado interno pequeño configuran un problema real.

Ningún país puede evitar el embate de la crisis externa, más aún cuando ésta tiene su origen en las economías avanzadas; ciertamente, el Perú está mejor preparado que otros, y ello nos da una ventaja. Sin embargo, de ahí a sostener que la economía seguirá boyante en los siguientes años, me parece un exceso de optimismo. La razón central por la cual todavía la crisis no afecta en la magnitud de otras crisis es la estabilidad económica interna y el boom crediticio. Este último tiene un límite e incluso puede ser peligroso, por lo que es una variable que se debe tomar en cuenta.

Una analogía final. En Lima es esperable un movimiento sísmico. Nadie sabe cuándo ni en qué magnitud. Sí se sabe qué zonas son más vulnerables. A pesar de todos los preparativos y precauciones, no cabe duda de que cuando ocurra habrá daños, ojalá solo materiales. Igual pasa con los impactos de la crisis; por muy preparada que esté una economía, no puede evitarse el daño ante un evento externo negativo.