La India, una sociedad que no quiere a sus mujeres

La India, una sociedad que no quiere a sus mujeres

Ideele Revista Nº 228

La violación colectiva de una joven universitaria de 23 años desató una ola de protestas en la India (Foto: The Guardian).

La imagen de exportación de la mujer india, a la vez tradicional (el sari) y moderna (Indira Gandhi) es bastante engañosa. La religión hindú, en sus múltiples variables, considera que una mujer es la reencarnación inferior con respecto al hombre, y que es maya (ilusión). Muchos y muchas siguen viviendo aún  bajo ese precepto.  Este es el testimonio de una joven latinoamericana que ha visto la discriminación en vivo y en directo, y solo confirma que ser mujer en la India sigue siendo un karma.

Siempre había sospechado que era una mujer afortunada, pero el 29 de diciembre, cuando me enteré de la muerte de la joven que había sido violada y ultrajada de manera salvaje en un bus de Nueva Delhi por 6 misóginos, lo confirmé. En ese momento sentí una enorme presión en el pecho y unas terribles ganas de llorar; solo 20 minutos después pude respirar más tranquila. Imaginarme que pude ser yo la víctima de este acto monstruoso me devastó.

Durante los tres años que estuve viviendo en la India llevé una vida bastante parecida a la de una joven de ese país de clase media, lo que significaba transportarme en bus o en autorickshaw (cuando mi presupuesto era un poco más holgado). Recuerdo ahora la expresión de pánico y sorpresa en la cara de mis amigas y amigos locales cuando les contaba sobre mis aventuras en los buses de Nueva Delhi, la mayoría de ellas ligadas a mis constantes luchas con los hombres para que les dieran el asiento preferencial de las mujeres a las mujeres, sobre todo a aquéllas de mayor edad y las que llevaban bebés en sus brazos. (Debo confesar que en algunos casos tuve que recurrir a utilizar lo que tuviera en la mano y amenazarlos con golpearlos para que accedieran a dejar libre el lugar.) Se convirtió entonces en una lucha diaria y personal: cada tarde tomaba el bus, cuando podía subir debido a la exagerada ocupación con la que transitan por las calles, con mucha valentía y fuerza, atenta a cualquier movimiento o posible “manoseo” y con una mochila abultada en la espalda para que no se pudieran acercar tanto a mí.

Siempre conté con suerte, salí cada tarde sana y salva, además de victoriosa en mi contienda. Pero ella no pudo.

La violencia y la discriminación contra la mujer en la India son alarmantes. Su denigración está profundamente enraizada en la sociedad y se manifiesta de las formas más aberrantes. Allá no se percibe que la mujer se encuentre al mismo nivel que el hombre, y mucho menos que sea sujeto de los mismos derechos: las consideran inferiores y que deben estar subordinadas al género masculino.

La india es una sociedad patriarcal en donde la preferencia por los niños no es ningún secreto. Para ellos es mejor tener un niño que una niña, ya que el primero perpetuará el linaje familiar, servirá de apoyo para la vejez, realizará los ritos funerarios y además no representará un gasto mayor cuando se case, a diferencia de las mujeres, que son una carga para sus familias, especialmente cuando llega el momento del matrimonio y éstas deben asumir el costo de la dote1(Ésta es, precisamente, una de las causas de violencia contra la mujer en este país, ya que los in laws o familia política pueden llegar a abusar por años de estas mujeres con la excusa de no haber recibido una dote suficiente.)

Pero la discriminación se inicia desde temprano en el hogar. Las cifras de UNICEF son alarmantes en cuanto al nivel de anemia de las niñas y adolescentes y los problemas de salud que ellas presentan. En hogares donde hay pocos recursos prefieren alimentar mejor, llevar al médico y a la escuela a los niños antes que a las niñas. De esta preferencia por el género masculino, y por el desconocimiento de la dignidad de la mujer, se derivan innumerables actos de violencia. Así, las mujeres en el subcontinente indio sufren todo tipo de discriminación y actos denigrantes.

El feticidio femenino y las violaciones sexuales: dos fenómenos que amenazan día a día la vida de las mujeres
Sin ser los únicos problemas que enfrenta la mujer en la India (los índices de violencia intrafamiliar son altísimos, el matrimonio de niñas es un mal que persiste en el país y que genera muchos abusos contra ellas), son el feticidio femenino y la violación sexual dos fenómenos que dan evidencia de una sociedad que no quiere a sus mujeres.

El primero, que también se conoce como PBEF, por sus siglas en inglés —Pre-Birth Elimination of Females—, se refiere a la eliminación (aborto) selectiva de los fetos femeninos después de haber realizado una prueba de determinación de sexo generalmente a través de una ecografía. Esta práctica es intolerable, ya que se violan los derechos de la mujer a tomar decisiones sobre su salud y su familia, como tener una vida sexual sana, acceso a métodos de planificación familiar seguros, entre otros. En la mayoría de los casos estas mujeres son obligadas por sus esposos, o su familia política, para que aborten si esperan una niña; las culpabilizan y las maltratan por “engendrar” una niña (como si la ciencia no hubiera establecido quién en la pareja determina el sexo del bebé).

Para precisar el número de niñas que están desapareciendo se toma la tasa infantil según el sexo, es decir, se calcula el número de niñas por 1.000 niños en el rango de 0 a 6 años. De acuerdo con el Censo Nacional del 2011, la tasa promedio es de 914 niñas por 1.000 niños; esto es, faltarían 86 niñas por cada 1.000 niños en el país; mientras en Nueva Delhi la cifra reporta 866 niñas por 1.000 niños, mucho más baja que el promedio nacional. La situación es preocupante, no solo porque se pone en juego la salud de las mujeres, que son obligadas a realizarse varios abortos (escuché testimonios de mujeres que llegaron a practicarse 10), sino porque el número de mujeres en la sociedad va disminuyendo cada vez más, lo que a su vez ocasiona mayores casos de abusos y discriminación contra ellas; problemas como la explotación, el tráfico y las violaciones sexuales son algunas de las consecuencias.

Por su parte, la violación sexual es una manifestación del más profundo desprecio que puede sentir un hombre hacia una mujer, su deseo infinito de subyugarla y el reflejo de su animadversión hacia el género femenino. Se estima que en la India se registraron durante el 2011 más de 24.000 mil casos de violaciones, y que el 17% de éstos se produjeron en su capital, Nueva Delhi. Por experiencia se sabe que solo un mínimo porcentaje de violaciones se denuncia, debido a la vergüenza y estigmatización que puede generar para una mujer el reconocer que ha sido víctima de este delito. Si eres mujer, has sido violada y vas a reportarlo a la Policía, en el mejor de los casos las autoridades te responderán: “Seguro que fue tu culpa”, o “tú te lo buscaste”; pero puedes enfrentarte también a que, además de burlarse de ti, te presionen para que no hagas la denuncia, te ofrezcan dinero a cambio de tu silencio o te exijan que te cases con tu violador. No me parece descabellado, entonces, que algunas mujeres que han sido violadas y humilladas tomen la determinación de acabar con sus vidas.

Se estima que en la India se registraron durante el 2011 más de 24 mil mil casos de violaciones, y que el 17% de éstos se produjeron en su capital, Nueva Delhi. Se sabe, además, que solo un mínimo porcentaje de violaciones se denuncia, debido a la vergüenza y estigmatización que puede generar para una mujer el reconocer que ha sido víctima de este delito. 

Lo peor de los casos de violaciones en la India es que no se trata de un suceso excepcional: es algo cotidiano con lo que conviven los indios. Tenía la esperanza, como muchas personas, de que esa horrible violación “en pandilla” (gang-rape), ocurrida el 16 de diciembre del 2012, y que escandalizó al mundo entero, fuera la punta del iceberg que generara una conciencia política y social sobre la importancia de proteger a las mujeres, pero, sobre todo, de enseñar a los hombres que, al igual que ellos, las mujeres son seres humanos y, por tanto, tienen los mismos derechos. Pero de manera realista debo decir que miles de hombres seguirán violando y destrozando la vida de muchas mujeres en la India; hasta que ellos, los violadores, no reconozcan el mal que hacen y dejen de culpar a las mujeres por las violaciones (excusa totalmente absurda), este horror no se detendrá. El problema social es enorme; la sociedad en su conjunto, la familia y cada persona debe cambiar su imaginario acerca de lo que significa ser una mujer.

Las autoridades y sus prejuicios: una forma de seguir reproduciendo la violencia contra la mujer
En países tan conservadores como la India, el rol que ejercen los políticos y los líderes religiosos cae en el más vil de los adoctrinamientos. Muchos de estos personajes tienen las teorías más irracionales sobre la violencia contra la mujer, según las cuales responsabilizan a las propias mujeres de lo que les ocurre, a la occidentalización, a la falta de fe y hasta a la comida china. Sí, como lo leen: hasta a la comida china. Luego de la terrible violación del 16 de diciembre se produjo en India una lluvia de manifestaciones de políticos y autoridades religiosas que justificaban el hecho con los argumentos más macondianos que yo había leído en toda mi vida. Para ellos, figuras públicas que son seguidas por miles de personas, todo y todas eran culpables de este tipo de violaciones sexuales, menos los hombres. No me sorprende que Amartya Sen, de nacionalidad india y Premio Nobel de Economía en 1998, luego de escuchar algunos de los comentarios de sus compatriotas, quedara estupefacto e hiciera un llamado a la necesidad de rectificar sobre la posición de la mujer en la sociedad.

Los comentarios fueron diversos. Manohar Lal Sharma, abogado que representa a tres de los acusados, dijo: “El joven que acompañaba a la víctima era totalmente responsable de la violación, porque una pareja que no está casada no debería estar en la calle por la noche”. Asaram Bapu, religioso que se autoproclama “hombre de Dios”, expresó: “Ella es culpable, porque ha debido implorar en nombre de Dios y decirles a sus atacantes, tomando sus manos, que los consideraba sus hermanos religiosos y rogar por su perdón”. Nanki Ram Kanwar, ministro del Interior del estado de Chhattisgarh, manifestó: “El mal puede venir para un persona si las estrellas están en una posición adversa… no tenemos respuesta para esto, solo un astrólogo podría predecirlo”.Jitendar Chattar, líder de un Consejo Comunitario, dijo: “Para mí, consumir comida rápida contribuye a este tipo de incidentes. El chowmein provoca un desequilibrio hormonal que lleva a cometer tales actos”. T. Thiagarajan, ministro de Educación de Puducherry, expresó después de un Comité: “Se había tomado la decisión de que las jóvenes usaran abrigos (en una ciudad del sur con clima tropical) para que los hombres no pudieran volverse locos y sentir lujuria”.

Cuando se cuestionan estos hechos en la India, la salida más fácil es restringir los derechos de la mujer. ¿Y dónde está la justicia? India es “la democracia más grande del mundo”, pero, a su vez, la más corrupta y aquélla donde reina la impunidad a sus anchas. Difícilmente se imparte justicia en casos de violencia contra la mujer; la mayoría no son reportados y los que se registran pasan por innumerables obstáculos para llegar a ser judicializados. Ésta es la triste historia de una sociedad misógina, donde seguirán naciendo mujeres tan poco afortunadas.

 

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1 Patrimonio que incluye dinero, bienes materiales como joyas, automóviles, finca raíz, entre otros, que la familia de la novia debe pagar a la del novio en “compensación” por los futuros gastos en que este último incurrirá a partir de ese momento. Las nuevas esposas se trasladarán a vivir con la familia de su esposo (que incluye varias generaciones), hogares que ellos denominan joint family.

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Es decir en la India

Es decir en la India hinduista estan igual o peor qu e en sociedades musulmanas, pero que el Peru de las sierras alejadas, en China tambien hay un desequilibrio enorme entre masculinos y femeninos en la poblacion, sobra genero masculino por abortos selectivos.

Que buena Sinthya tu

Que buena Sinthya tu experiencia y reflexión acerca de las mujeres en la India, precisamente hoy, el día internacional de la Mujer que en lugar de reivindicar los derechos y el respeto por los mismos ; la sociedad de consumo incita al regalito, bombones y chocolates.

Me parece muy interesante lo

Me parece muy interesante lo que usted comenta y mas porque lo ha vivido en carne propia la felicito por lo que usted menciona, bien es cierto que no podemos cambiar al mundo pero nosotros debemos ser agentes de cambio en esta sociedad, en el lugar que vivimos podemos hacer la diferencia, Dios la bendiga oremos por aquellos que sufren, y que Dios de el pago que merecen, animo.