Un escritor precoz que anda tarde

Un escritor precoz que anda tarde

María Sosa Mendoza Periodista
Ideele Revista Nº 287

Kabir Pajares Garcés le ha dedicado la mitad de su vida al arte de escribir. No obstante, es común que en los eventos importantes -a los que cada vez es más invitado- se lo presente como “el novel autor” o “la promesa de la literatura”. A él eso no le molesta. Su caso no es como el de los artistas que -persistentes en ejercer su pasión- conocen la aceptación del público después de muchos años de indiferencia y carencias. Un público que, para colmo, asume que, por recién haber reparado en la obra del autor, acaba de “nacer una estrella”. Le pasó a Maroon 5, por ejemplo, que habiéndose formado en 1994 (con otro nombre), es reconocido once años después como “Mejor Artista Nuevo”, en los premios Grammy 2005. De igual forma, y hasta peor, con el mismísimo Vincent Van Gogh, que es valorado como un gran pintor luego de su muerte en 1890. El caso de Kabir es todo lo contrario, la fama le ha llegado vertiginosamente, ha crecido como la espuma, tanto dentro como fuera de su país: la reconocida cadena CNN en Español ya le hizo un reportaje en el 2017. Además, pasearse por los medios de comunicación más destacados del Perú, de vez en cuando, no es cosa rara para él.

 

Pajares Garcés tiene claro que en la cuestión de su fama, su edad tiene mucho que ver. “Es una cosa atractiva que un niño escriba, desde un punto de vista completamente frío”, me dice en la cafetería del centro comercial en la que conversamos junto a su padre. Junto a su padre, siempre. Tiene 15 años y físicamente los aparenta: pelo ensortijado, color castaño medio, bastante alto, tez clara y una cara angelical.

 

Si entablas una conversación espontánea con Kabir es muy probable que, en determinado punto, se convierta en el monólogo del adolescente sobre la comprensión lectora de los niños en el Perú. Y si de alguna manera el tema termina derivando a otro, no tengas duda de que Kabir sabrá regresar a él.  Lo suyo es casi una obsesión. Cuando habla sobre la falta de interés que tiene la infancia en la lectura se expresa convencido, no pide tu opinión, te alecciona. Y es que las conclusiones parece conocerlas bien. Acaba de volver de Arequipa, donde fue a dar la conferencia “Lee, comprende, crea y comparte” junto a nadie menos que Everardo Zapata Santillana, el amauta responsable de la obra maestra “Coquito”, el libro de cabecera de muchos profesores de primaria,  que ha enseñado a miles de niños a leer en toda Latinoamérica. En los últimos tiempos, promover dicha conferencia en cuanta institución y colegio pueda ha sido su agenda principal. En estos eventos tiene la oportunidad de presentar lo que él considera es el descubrimiento que, de ser empleado correctamente, acabaría con todos los problemas que padece el ser humano por no entender lo que lee.

 

El “método L3C” -que su padre ha patentado por él- consta de cuatro pasos, de una palabra cada una: Leer, comprender, crear y compartir. Para Kabir, lo suyo es una propuesta revolucionaria.

 

-Se trata de adquirir el hábito de la lectura; comprender, que es  procesar la información del texto; crear, ya que al adquirir conocimientos puedes emplearlos para crear algo, como un libro o un invento y después; compartir, ya que toda idea debe ser compartida para beneficio de la sociedad - explica el mozo autor.

 

El plan lector no ha sido desde siempre el asunto de Kabir, anteriormente lo fue la contaminación ambiental. Sus dos primeros libros  “Código Papá Noel: Tierra de Paz, Amor y Amistad” y “Mensaje Nasca: Agua cada día en los Pozos Mágicos” -escritos a los 7 y 10 años, respectivamente- son la prueba de aquello. La vinculación entre los temas “cuidado del medio ambiente” y “comprensión lectora de jóvenes” a él se le hace evidente. “Ambos son bastante importantes para desarrollar al mundo”, dice en un inicio. “Con esos temas me mantengo en línea de los objetivos del desarrollo del milenio y el desarrollo sostenible de la ONU”, agrega después.

 

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Sucede que Kabir no solo es escritor, también es conferencista. Así él mismo se presenta y se lee en cada nota de prensa que su mananger y padre, César Pajares, redacta y envía a cada medio de comunicación que conoce, “con el ruego de su difusión”.

 

Si todo ocurre según lo previsto, a un mediano plazo, al rótulo de “escritor y conferencista” se le agregará “músico”, “empresario”, “bailarín profesional” y “diseñador gráfico”. Los próximos diez años de Kabir parecen ya estar programados. César, de 58 años y demasiado parecido en lo físico a su último varón, ya plasmó en papel todo lo que le tiene planeado. Parece ser de los convencidos de que lo escrito es ley.

 

En nuestra segunda reunión, el mayor de los Pajares apareció con un folio bajo el brazo. “He traído cosas para tí”, dijo. Eran cinco cuadros impresos en hojas bond que detallaban, casi milimétricamente,  el futuro de Kabir: “Cuadro resumen de actividad creativa y productiva de Kabir César Fco. Pajares Garcés”; “Cuadro resumen de creaciones y productos - Kabir César Fco. Pajares Garcés”; “Cuadro de procesos, avances y anexos de las creaciones y producciones”, “Representación de la metodología con enfoque filosófico, por ciencias, disciplinas, artes y tecnologías, y su concreción en proyectos de inversión y sociales” y “Cuadro resumen de creación creativa y productiva de Kabir César Fco. Pajares Garcés”.

 

El señor Pajares se preocupa demasiado en no ser catalogado como un padre explotador. Personajes como Luisito Rey y Joe Jackson son una cruz pesada que intenta mantener lo más alejada posible, pues amenazan su imagen y, de paso, también la del joven escritor que -como enfatiza- ha nacido con una vocación espontánea e incontrolable.

 

César es un convencido de que no solo basta con ser; es fundamental, junto con ello, parecer. Por eso es que ha dejado de mostrarse activamente como el presidente ejecutivo de “Perú Corazón”, la asociación civil que él mismo fundó tiempo antes de los inicios de Kabir como escritor y que actualmente promueve sus proyectos. En el internet aún queda un video de ese pasado protagónico: Visualizamos a César junto a un Kabir de 7 años siendo entrevistados en el programa “Hora 8” por Ricardo Monteagudo. El periodista y el director ejecutivo charlan cómodamente sobre Perú Corazón y los objetivos que persigue. “La institución tiene como finalidad empezar a hacer propuestas relacionadas con los retos y objetivos del milenio y que naturalmente tiene que ver con el medio ambiente y con la necesidad que tiene el hacer una serie de propuestas vinculadas al desarrollo y al medio ambiente para garantizarles a las nuevas generaciones [...] un país mejor”, introduce el conductor. Kabir, por su parte, se distrae y mira a todos lados. Interviene en un par de ocasiones. Unos meses después empezaría su primera producción literaria.

 

- Yo no me meto en los conceptos ni en las ideas centrales de Kabir jamás. Ni en Nasca, ni en este, ni en nada me he metido. Es más, esto es completamente Kabir - señala el padre sobre la próxima publicación de su hijo, del que aun no quiere dar mayores detalles.

 

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Los cuadros impresos nos dicen que para finales de este año Kabir tendrá su autobiografía terminada, pero él -entre clases, conferencias y el cuarto libro que le toca publicar en julio-, va retrasado y está angustiado: el precoz escritor anda tarde.

 

- Queríamos que al terminar el 5to año de secundaria, Kabir dejara un libro dedicado a la educación con enfoque a los  maestros. Lo queremos terminar este año, realmente por el Perú y la compresión lectora... que deje su biografía y que, al último, entregue una propuesta metodológica sobre L3C: un libro que se presente a más de los 600 mil maestros que hay en el Perú - explica el papá, quien usa siempre la primera persona en plural cuando a los proyectos de Kabir se refiere.

 

El “nosotros” del señor Pajares no es casual. Detrás del éxito de Kabir se encuentra toda la empresa familiar que él dirige bajo la denominación “Producciones y espectáculos Kabilet, donde todo es posible”. 'Kabilet' surge de la combinación de los nombres de los dos menores hijos: Kabir y Ayelet.

 

-Ayelet es mucho más tímida que Kabir, y estamos trabajando en eso. Hasta ahora pienso que ella se puede ocupar del manejo de las redes sociales de su hermano, creo que por ahí está su fuerte - indica César sobre la menor de 8 años que, al igual que la cara visible de la empresa, posee un cociente intelectual por encima del promedio.

 

Al igual que a Ayelet, a Kabir, sus padres le trabajaron la soltura desde muy temprana edad. En él, sus frutos se vieron rápidamente. Con tan solo 9 años ya estaba dando su primera conferencia.

 

César comenta que cuando nuestro escritor era pequeño, él y su esposa, Ericka Garcés, solían hacer un ejercicio con él: Cada vez que iban a comer a un restaurante, le encomendaban la tarea de dedicarle una canción a la mesa del costado. Recuerda la sorpresa que causaba en las personas el ver a un niño con tanta seguridad.

 

-Lo hacíamos para quitarle un poco el miedo del canto. Si iba a cantar con público, tenía que perderle el miedo. Le decíamos “hijito, me parece que esa señora está de cumpleaños ¿tú serías tan bueno de ir hasta su mesa y dedicarle esta canción?” Y él lo hacía de manera natural. Lo hacíamos varias veces – celebra el jefe de familia.

 

Sucede que Kabir no solo es escritor, también es conferencista. Así él mismo se presenta y se lee en cada nota de prensa que su mananger y padre, César Pajares, redacta y envía a cada medio de comunicación que conoce, “con el ruego de su difusión”.

 

César tuvo claro que su hijo debía convertirse en un gran expositor debido a una conversación que entabló con el famoso motivador y conferencista Miguel Ángel Cornejo, quien -dice- fue en vida su gran amigo.

 

Ocurrió entre los primeros años del milenio. El señor Pajares buscaba  hacer un evento social de gran repercusión mediática y recurrió al exitoso mexicano. Cuenta que Cornejo Cortés aceptó encantado participar en su proyecto, sin dejar de enfatizar “Mira César, yo cobro 25 mil dólares sí o sí. Me los pagas en efectivo o me lo pagas en productos, pero me los pagas”. Todo estuvo claro.

 

El padre del escritor esperó por años el momento adecuado para convencerlo de abocar su talento al ámbito de las conferencias. Fue cuando Kabir acababa de cumplir los nueve años, en un viaje a Estados Unidos donde fueron invitados por la World Council for Gifted and Talented Children -el organismo internacional que tiene como misión garantizar el desarrollo máximo de todo el potencial de los niños dotados y talentosos del mundo, en beneficio de la humanidad-,  a presentar “Código Papá Noel: Tierra de Paz, Amor y Amistad”. En el lujoso hotel de Kentucky, donde se hospedaron, su padre decidió comunicarle los nuevos planes que tenía para él.

 

-El hotel en el que estábamos parecía un barco o toda una ciudad. Yo le hablé sobre Miguel Ángel Cornejo, mi amigo. Le dije “Kabir, los conferencistas viven en estos hoteles, viven bien. Lo de la escritura tenlo toda la vida, nunca dejes de ser escritor. Pero aprende  a comunicar y vas a ver cómo se te abren las puertas” – narra mientras juega con la cucharita del café que terminó hace buen rato, y añade -   Creo que acerté en ese consejo, porque si no se lo hubiera dado, no tendría ahora el valor agregado que ahora tiene.

 

César  es consciente de que los frutos económicos de la joven promesa llegarán en un mediano plazo. Para él, en estos momentos, la carrera de su hijo es solo una “inversión plena”. Los productos que salen a la luz bajo el sello Kabilet son financiados por su bolsillo y la de diferentes instituciones -públicas y privadas- a las que él, como buen representante, sabe llegar.  El padre reparte su tiempo entre consultorías y la representación de su hijo, aunque en el fondo quisiera dedicarse completamente a lo segundo. Vendería su casa, haría un negocio y apostaría por ello, pero sabe que aún no es tiempo.

 

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Como la fecha de la publicación está a la vuelta de la esquina, Kabir ha tenido que tomar decisiones. Tener un libro listo en diciembre supone que esté acabado tiempo antes; la edición y la impresión toman sus tiempos.

 

Los días de Kabir empiezan a las 5.30 am y terminan 9.30 pm. Posee una disciplina cuasi militar: En tiempos normales, al levantarse, tenía 10 minutos para tender su cama y otros 20 más para hacer ejercicios. De 6 a 8 am, en ayunas, avanzaba la publicación en la que ese momento se encontraba trabajando. Ya a las 8 am desayunaba y después tenía una hora de estudios de “emprendimiento” con su papá. Treinta minutos los dedicaba al estudio del inglés, tres horas más a seguir su plan escolar, y así se le hacía la hora del almuerzo. Ya más tarde, si en el día había cumplido todo aquello rígidamente, se daba un premio: una hora libre para hacer lo que él quisiera. Casi siempre eran series. Usualmente Los Simpsons, aunque confiesa que de bueno, pasaron a malo y hoy están en peor. Netflix y su infinidad de ofertas es su nueva opción. Luego llegaba el tiempo del piano, la cena, y así lo atrapaba las 9.30 de la noche. Clases de actuación los lunes, miércoles y viernes. Scouts, los sábados. Y todo otra vez.

 

Ahora, en cambio, a las dos horas diarias dedicadas a la escritura puede sumarle una, dos o tres horas más. La falta de tiempo ha vuelto mucho más flexible al joven autor. Aunque él, como para no salir de su zona de confort,  le ha hallado un orden a su espontaneidad. Kabir se promete recuperar cada hora no aprovechada en lo que en un inicio tenía previsto. Se promete compensarlo.

- Nosotros vivimos ochentaitantos años y en ese tiempo puedes hacer muchas cosas -dice convencido, y añade- Si no hago inglés un día, el siguiente hago el doble, y así...

 

El método de compensar ya lo ha usado anteriormente, aunque con mucha menor regularidad. Compensaba, por ejemplo, cuando le tocaba pasar tiempo con sus amigos. Se hacía de un espacio dentro de ese rígido horario. Kabir habla de la sociabilización con algo de hastío, como si se tratara de una gran responsabilidad. Al igual que su padre con el estigma del padre abusivo y aprovechado, el joven escritor ha tenido que afrontar los cuestionamientos hacia la manera en que desarrolla su socialización prácticamente desde toda su vida.

 

Kabir cuenta que cuando dejó la escuela regular en tercero de secundaria, él y toda su familia tomaron en serio “el asunto de su socialización”. “Está científicamente demostrado que la familia y los amigos son fundamentales en el desarrollo de las personas”, destaca él. La solución fue la Orden DeMolay -institución fraterna internacional para hombres jóvenes de 12 a 21 años, parte de la familia de las organizaciones masónicas- y los Scouts -el movimiento infantil y juvenil de talla internacional-. Es así, entre aquellos dos grupos, atendiendo lo físico y lo mental, que el joven escritor ha encontrado su comodidad y se ha desarrollado con sus pares sin inconvenientes.

 

Resultan un problema para él, en cambio, las fiestas y las discotecas. Lugares que son considerados por los adolescentes promedio como plan favorito para el fin de semana, y en los que terminan experimentando por vez primera con las bebidas alcohólicas y muy probablemente teniendo sus primeras borracheras.

 

“Ahí sí me agarras”, manifiesta cuando conversamos sobre diversión nocturna. Kabir no le encuentra sentido el escuchar la música en un volumen excesivamente alto y el tener como actividad central bailar eufóricamente durante horas de horas.        

 

-Yo puedo bailar, pero hasta cierto momento. Las fiestas deben ser para charlar, a lo mejor ves a gente día a día pero no puedes conectarte con ellas de forma más profunda, entonces la fiesta debe ser una buena ocasión para hablar con ellas… Pasa que se  pone el volumen tan alto que no se puede hablar. Pasa un tiempo y ya me empieza doler la cabeza - comenta.

 

 

 

Si todo ocurre según lo previsto, a un mediano plazo, al rótulo de “escritor y conferencista” se le agregará “músico”, “empresario”, “bailarín profesional” y “diseñador gráfico”. Los próximos diez años de Kabir parecen ya estar programados. César, de 58 años y demasiado parecido en lo físico a su último varón, ya plasmó en papel todo lo que le tiene planeado. Parece ser de los convencidos de que lo escrito es ley.

 

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Kabir, a poco de cumplir los 16 años, aún no ha tenido un primer amor. Y, a diferencia de muchos de sus coetáneos, ni le gusta una chica ni está interesado en enamorarse.

 

En el país en el que el  “no sabe/ no opina” de las encuestas de opinión constituye un grupo importante en cada pregunta sobre coyuntura y el ciudadano promedio lee 0.82 libros anualmente; nuestro escritor sigue la política de cerca y devora cuanto libro puede con pasión. Es innegable que Kabir no es como el común de la población.

 

El joven autor se reconoce talentoso. Sin embargo, él y su padre tienen una comprensión singular sobre lo que el talento es. La palabra, en su vocabulario, no es el sustantivo que expresa determinada capacidad o competencia en la que destaca una persona; es un adjetivo: Kabir Pajares Garcés es un niño talento.

 

Los Pajares Garcés siguen la teoría del pedagogo americano Joseph Renzulli sobre talento y superdotación. Renzulli sostiene que la condición de “talentoso” o “superdotado” no es una condición que una persona tiene aleatoriamentente y sin mérito alguno, sino que es más bien una facultad que puede desarrollarse de cumplirse con tres condiciones: capacidad, creatividad y motivación.

 

El cociente intelectual de Kabir supera los 140 puntos, lo que según la Escala de Inteligencia Stanford–Binet, lo ubica en el grado de “genio” o “casi genio”. Su creatividad y motivación, por otro lado, los trabaja y refuerza a diario. Uno de sus últimos logros fue lograr una beca para estudiar piano en el Berklee College of Music, la universidad privada de música más grande del mundo.

 

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Junto al folio bajo el brazo, César trajo a nuestra segunda reunión un par de buenas nuevas: Un día antes, le acababan de anunciar que su hijo había sido elegido miembro del Movimiento Changemakers que promueve la Fundación Kids Rights de Holanda, lo que en concreto significa que su proyecto L3C será difundido a nivel mundial. Además, se enteró de que Kabir es uno de los nominados para el Premio Internacional de la Paz de Niños 2019.

 

La Fundación Kids Rights, como se describe oficialmente, es una institución de talla internacional que  “trabaja con los niños para crear un mundo en el que sus derechos estén garantizados y puedan realizar su gran potencial. KidsRights está convencido de que hacer realidad los derechos de los niños requiere la perspectiva, la experiencia y la autoridad de los propios niños”. El jóven talento es uno de los dos changemakers que existen en el Perú. Su compañero es José Quisocala Condori, el arequipeño de 14 años que creó el primer banco ecológico para niños y jóvenes. Su emprendimiento lleva por nombre Banco Estudiante Bartselana, y surgió -como con nuestro escritor- cuando tenía tan solo 7 años de edad. El funcionamiento de la financiera es sencillo: recolecta y vende los residuos sólidos que les dan sus clientes para poder ser reciclados. El dinero obtenido de dicha transacción va a la cuenta de cada niño, y solo puede ser usado cuando este sea mayor de edad.

 

Por otro lado, ha sido la Universal Peace Federation (UPF) -red de carácter mundial promotora de “un mundo de paz en el que todos puedan vivir en libertad, armonía, cooperación y prosperidad”- la que ha apostado porque Pajares Garcés se lleve el premio equivalente al Nobel de la Paz para niños, que la misma Kids Rights reconoce a un menor que luche valientemente por los derechos de sus pares.

 

El Premio Internacional de la Paz de Niños se creó durante la Cumbre Mundial de Premios Nobel del 2005. El pequeño ganador, además de recibir la estatuilla 'Nkosi' de las manos de un mismísimo Nobel de la Paz; adquiere toda una plataforma global para promover sus ideales, lo que incluye un fondo de 100,000 euros para financiar el proyecto en el que esté trabajando y una beca para cubrir su educación hasta que logre un título universitario.

 

Para César, que Kabir sea nominado a este importante premio es suficiente. A diferencia de otras veces, en esta ocasión no es necesario ganar. Resalta que la mundialmente reconocida Malala Yousafzai -figura clave en la educación y los derechos de las mujeres- fue nominada en el 2011 al mismo premio. No ganó. Tres años después, con 17 años, logró ser la persona más joven en obtener un Premio Nobel, el de la Paz.

 

En cada una de nuestras conversaciones, las referencias a Malala han sido constantes. César tiene claro cuál es aquella gran meta a la que apunta Kabir, solo le hace falta definir la ruta. “Todavía no estamos tarde”, dice mirando a su hijo, quien -después de un par de horas de estar sentado en la cafetería- ha perdido la concentración sobre lo que se conversa en la mesa y garabatea en una hoja. Después, nos mira fijo. Es sábado. Si continuamos un rato más, podría perder su reunión en los scouts.

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