Unas vacaciones con Monsieur Humala

Unas vacaciones con Monsieur Humala

Ideele Revista Nº 232

Jean-Luc Mélenchon, candidato presidencial por el Partido de Izquierda en Francia

El 14 de Julio, día de Francia, los ciudadanos franceses del Perú fueron invitados a la residencia del Embajador. Pocos esperaban ver conversando, en los jardines de esa elegante mansión, a uno de los políticos más controversiales de Francia. Jean-Luc Mélenchon, candidato presidencial por el Partido de Izquierda (una alianza entre el partido ecologista y la izquierda alter mundialista), había ganado fama por sus discursos de campaña, corrosivos y anti-liberales. Antiimperialista convencido, gran admirador de Hugo Chávez, Mélenchon presentaba una figura casi endemoniada en comparación con la del metódico Sarkozy, o con el “président normal”, François Hollande. Para sorpresa de los que sólo lo conocían por sus discursos o por las caricaturas de Plantu, charlaba con muchísima sencillez y serenidad con los jóvenes que lo rodeaban, deseosos de medirse con tan notorio orador. 

El motivo de su visita al Perú, sin embargo, no era claro. Su amor (muy francés) por nuestro continente es ampliamente conocido, pero solía privilegiar a los países del bloque bolivariano, más cercanos a su ideología. Era difícil imaginar qué lo podría traer a nuestro país a pasar el día de la fiesta nacional. 

Jean Luc Mélenchon se encargó personalmente de responder a la interrogante cuando, tres días más tarde, compartió un texto  con la comunidad francesa del Peru. Era un artículo bastante largo, ilustrado con fotografías de la ciudad, en el que describía las impresiones de su estadía. El texto es un documento fascinante: no solo es una visión de nuestra sociedad a través de los ojos de un extranjero, sino el juicio de un ideólogo convencido. Con su sensibilidad e ideas personales, el político alter mundialista trató de entender los proyectos y traumas del Perú.

“Desde que llegué, solo he visto un cielo gris, donde el sol y el cielo azul nunca se asoman”. Esta descripción deprimente de Lima, con su garúa “gélida” y sus pequeños pero constantes temblores, abre el texto, pintándonos un cuadro bastante negativo de la ciudad.

Lo que sigue, sin embargo, es un recuento admirado de su entrevista con el presidente Ollanta Humala. Este discutió con Mélenchon con una “simplicidad contagiosa”. El político francés admiraba su victoria electoral, contra viento y marea, y la asociaba con la “ola democrática” que atravesó a Latinoamérica luego de las décadas de neoliberalismo. En efecto, ponía al gobierno Humalista en la misma línea que los gobiernos izquierdistas de Lula o de Chávez. Para resumir el pensamiento de Humala, citaba una frase que le dijo: “la ideología es muy importante, pero no hay que olvidar lo real”.

Mélenchon ponía al gobierno Humalista en la misma línea que los gobiernos izquierdistas de Lula o de Chávez

Según él, los países sudamericanos “de la ola democrática” no siguen un mismo modelo, pero comparten una misma causa: la lucha contra la oligarquía y el imperialismo. Cada uno lo hace a su manera, y Mélenchon no tiene la autoridad para criticar sus métodos. Sin embargo, los analiza para sacar lecciones aplicables en Francia. A su parecer, si hay algo que aprender de Humala, es que el radicalismo político (en su caso, la izquierda nacionalista radical), no puede aplicarse sin tener un programa de acción preciso y definido. Humala se enfrenta a un contexto específico que lo limita. Sin embargo, según Mélenchon, ha logrado resultados mucho más interesantes que los del actual presidente francés, el socialista François Hollande, con el  cual no guarda ninguna simpatía. Tiene el merito de aplicar algunas de sus ideas dando un amplio margen de libertad a  los ciudadanos. Por ejemplo,  la dependencia a la minería es un mal necesario: solo esta le permitirá salir rápidamente de la pobreza en la que lo dejó el ajuste neoliberal. Ollanta admitió, no obstante, que el modelo minero se tenía que superar de alguna forma. 

Entonces, Mélenchon imaginó una solución ideal, en la que no solo se enriquezca el país, sino que se separe del modelo consumista. Sin embargo, como todo pensamiento radical, opinó que esta idea debería ser analizada y preparada en profundidad antes de ser aplicada.

Luego de esta digresión, Mélenchon resaltó una opinión de Ollanta, que juzgó acertadísima: se deberían priorizar la formación técnica y profesional de los jóvenes. En efecto, al no poder estudiar ni trabajar, muchos optan por el narcotráfico y la violencia. Este círculo vicioso, que según el político francés, está creciendo incluso en los países europeos, debe ser destruido lo antes posible. No obstante, el caso del Perú es especial: a  diferencia de Francia, el narcotráfico en el Perú está ligado con la historia muy cercana y traumática del conflicto interno con Sendero Luminoso.

La historia de este conflicto marcó profundamente a Jean-Luc Mélenchon, quien resaltó que,  a diferencia de otros conflictos sudamericanos del siglo pasado, no fue mayormente urbano sino que afectó principalmente al campesinado. Según Mélenchon, vencer al narcotráfico sería equivalente a derrotar definitivamente a Sendero Luminoso, y así consolidar a un Estado que percibe como aún inestable, oscilando entre un pasado traumático y un futuro incierto.

La posición de este Estado en el ámbito regional fue un tema que interesó al político galo. Según él, la Alianza del Pacifico no es incoherente con el pensamiento de Ollanta Humala, pues no se trata de una alianza ideológica, sino de una forma de abrirse al mundo sin ser totalmente dependiente del exterior. Sin embargo, el Perú no busca tener un liderazgo regional, pues Ollanta prefiere dejar que cada país se ocupe de lo que le concierne.  Así pues, su rol como presidente de UNASUR es de mediador más que de líder.

Jean-Luc Mélenchon terminó su entrevista con Ollanta Humala con una visión optimista de su gobierno: su país parece estar renaciendo, tiene una clase media cada vez más grande, con reclamos políticos y éticos cada vez más urgentes. Ollanta le dio la impresión de ser un hombre honesto, aunque incomprendido, que sabe  ser coherente sin dejar de lado  las circunstancias. Como lecciones para su movimiento político en Francia, concluyó que cada movida reformista debe saber acomodarse a su contexto, y escoger bien sus concesiones.

Como era de esperar, la estadía limeña de Jean-Luc Mélenchon fue solo una escala. Como lo reveló en su artículo, estaba de camino a Ecuador, donde días después, expondría los avatares de la crisis europea y defendería sus políticas alternativas. Más importante aún, fue en Ecuador donde anunciaría la preparación de un Foro de la Revolución Ciudadana, previsto para 2014. Si hubiese escogido quedarse una semana más en Lima, habría quedado encantado. 

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La entrevista es excelente en

La entrevista es excelente en su forma y contenido , aunque no comparto en su totalidad con la apreciación nde Humala en algunos aspectos.

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