CNM: Ratificando el poder

CNM: Ratificando el poder

Cruz Silva Del Carpio Abogada del Instituto de Defensa Legal (Justicia Viva)
Ideele Revista Nº 214

¿Le está yendo bien al Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), el ente encargado de seleccionar, ratificar o destituir del sistema de justicia a quienes no le hacen bien? La nueva composición del CNM, que se concretó a inicios de este año con la elección de los consejeros representantes del Poder Judicial y del Ministerio Público, abrió la cancha para que se pudiera escribir una mejor historia.

Recordemos que, por ejemplo, se venía de un anulado concurso de magistrados supremos, medida extrema pero saludable ante las diversas irregularidades que terminó con la separación (por primera vez en la historia del Consejo) de uno de los consejeros y representantes de los colegios profesionales, Efraín Anaya, quien postuló al cargo en su condición de colegiado del Colegio de Enfermeros del Perú. Había, pues, mucha necesidad, no solo por el bien en sí de la judicatura, sino también por la legitimidad del CNM.

En el año transcurrido ha habido, sin duda, avances en materia de sistematización de la información, publicidad de los nombramientos, convocatorias, resoluciones. La cantidad de plazas convocadas y de magistrados ratificados también ha sido un paso adelante, así como la publicidad de las actividades del Consejo, cuyo actual presidente, el ingeniero Gonzalo García Núñez, fue nombrado para presidir la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción. Ello, sumado a que algunos de los nuevos integrantes traían consigo un bagaje interesante en lo que a función pública se refiere, promovió la expectativa.

Acudimos hoy, por ejemplo, a diversos nombramientos de magistrados para las plazas “vacías” del sistema de justicia, lo que está bien, ya que la titularidad en el cargo (que la da el CNM con el nombramiento) es una garantía formal (ojo, solo una) de independencia judicial. Por otro lado, se ha tenido noticia de la no selección, ratificación y destitución de quienes tenían que salir del sistema. También se ha acudido a, por ejemplo, ratificaciones de jueces y juezas que lo han hecho muy bien en la lucha contra la corrupción y la defensa de los derechos humanos. Bien por ello también.

La no elección de magistrados en los más altos cargos del Ministerio Público, por ejemplo, fue otro signo positivo de lo que este CNM podría y puede hacer: no se eligió al ex fiscal Mateo Castañeda, quien contravenía requisitos constitucionales para acceder al cargo, y tampoco se nombró al juez del Callao Hinostroza Pariachi, porque los cuestionamientos que sobre él pesaron atentaban contra lo esencial de un magistrado: la confianza sobre su apariencia de independencia e imparcialidad.

No obstante lo anterior, nos preocupa que el avance del Consejo no se haya consagrado con dos magistrados que, a todas luces, le hacen más perjuicio que beneficio al sistema. Hablamos de los casos del juez supremo Javier Villa Stein y el juez superior, que también estuvo en la Suprema provisionalmente, César Vega Vega. ¿Por qué el CNM “no pudo” con ellos? Varios rosarios de cuentas cuestionaban esas permanencias: quiebre de la separación de los poderes del Estado, resoluciones en contra de la lucha contra la corrupción, resoluciones en contra de la defensa de menores de edad en casos de violación sexual, discurso promotor de discriminación por género, clara vulneración de la independencia judicial al firmar comunicados a favor de una de las partes de un proceso aún pendiente, vulneración de la prohibición constitucional de no participar en vida partidaria, e incluso se tenía sobre el tapete una extraña coincidencia de casos que involucraban movidas de jueces, relevancia particular de la causa y decisiones cuestionables. Todo eso usted puede repasarlo, y convencerse de que no estamos ante dos jueces cualquiera, en: La ratificación de Vega Vega y La ratificación de Villa Stein.

La no elección de magistrados en los más altos cargos del Ministerio Público, por ejemplo, fue otro signo positivo de lo que este CNM podría y puede hacer: no se eligió al ex fiscal Mateo Castañeda y tampoco se nombró al juez del Callao Hinostroza Pariachi.

Lo más preocupante son las preguntas que surgen de ambas ratificaciones, que cuestionan la efectividad real de las reglas del Derecho ante jueces cuestionables y poderosos como los nombrados. Más aun cuando parecía que si el ex juez supremo Robinson Gonzales fue no ratificado, los mencionados no podían serlo tampoco, pues había muchas y más razones de sobra. ¿Qué pasó, entonces? ¿Será que estar en una reunión de evidente naturaleza política partidaria no es vulnerar la apariencia de independencia que debe tener todo juez, más aun siendo Presidente de la Corte de Justicia de Lima? ¿Será que firmar un comunicado a favor del Arzobispo, en medio de la contienda judicial con la Universidad Católica, siendo Presidente del Poder Judicial, no afecta en nada? ¿Será que las resoluciones que promueven estereotipos de género en casos de violación sexual de menores de edad no son materia de interés o preocupación? Hay que preguntarse si las respuestas a esos cuestionamientos, no serios ante la gravedad de los cuestionamientos, lograron convencer a quienes apostaron por la ratificación. ¿Por qué parece que se deja de lado todo el bagaje jurídico de defensa de la independencia judicial y su apariencia?

El saldo de ambas ratificaciones pone de nuevo sobre el tapete a la independencia judicial y la (im)posibilidad de que los integrantes del CNM la promuevan con decisiones como éstas… más aun cuando estamos hablando de un ex presidente del Poder Judicial y un ex presidente de la Corte de Lima, cuestionados públicamente por no poca cosa.

Pero no solo eso. Es la constatación de que, en materia de defensa de la independencia judicial, hay aún mucho por hacer… lo malo, además, es que al parecer la agenda estructural y pendiente en materia de género también está quedando en la sala de espera. Y para visibilizar mejor, para bien o para mal, los retos del actual CNM, es preciso señalar, de paso, que poco o nada se avanzará por la agenda pendiente de interculturalidad si la desprotección de la independencia judicial sigue siendo un problema (que se cruza con factores políticos y económicos)… por algo se dice que es uno de los derechos-principios del sistema de justicia.

Es, en definitiva, una deuda que el CNM debiera resolver y ya, si pretendemos partir las aguas en esa tara histórica de nuestro sistema de justicia.

Agregar comentario