Segundo derrame de petróleo en comunidad de Marañón

Segundo derrame de petróleo en comunidad de Marañón

Ideele Revista Nº 245

(Foto: Andina)

Un equipo de la revista Ideele se adentró en la selva para llegar al lugar donde se produjo este derrame de crudo de 7 mil barriles y medio en el Oleoducto Norperuano. Este suceso pone en peligro a la comunidad de San Pedro ubicada a 7 kilómetros del lugar. Este es el segundo derrame de petróleo que ocurre en la región Loreto en lo que va del año y está ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria.

Primera parte
Tal vez no le suene familiar el nombre de la comunidad de San Pedro. Está situada a orillas del río Marañón en el distrito de Urarinas de la provincia de Loreto. Para llegar a esta localidad hay que partir de la ciudad de Nauta -que está a casi dos horas de Iquitos- y continuar un viaje de casi 10 horas por río. San Pedro tiene aproximadamente 150 habitantes, quienes se alimentan y venden peces para mantener a su familia, se bañan con el agua del río y toman esa misma agua.

Estas personas, que provienen de la etnia Cocama, están en inminente peligro tras el derrame de petróleo que se produjo hace unas semanas a la altura del kilómetro 20 de la Estación N° 1 del Oleoducto Norperuano, y ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria.

Un equipo de la revista Ideele llegó a San Pedro y se adentró en la selva para llegar al preciso lugar donde se produjo este derrame de crudo para comprobar la magnitud, y encontró más de un kilómetro del canal de contención inundado de crudo y varios peces muertos.

Un derrame más en el año
El domingo 16 de noviembre, Petroperú emitió un comunicado donde indicaba que “personal de patrullaje del Oleoducto Norperuano observó la presencia de petróleo contenido en su “Canal Artificial de Contención”. Este es el segundo derrame de petróleo que ocurre en el año en esta zona de Loreto.

Mientras que en San Pedro, ese mismo domingo 16 de noviembre, un grupo de 12 hombres se alistaba para internarse en la selva. Junto al ingeniero de Petroperú Hugo Arrieta emprendieron un recorrido para buscar el lugar donde se produjo la rotura. Uno de ellos fue Diómedes Salinas Campos.

“Salimos el domingo a las 11 a.m. porque no sabíamos donde se había producido el derrame. Nosotros hemos hecho el helipuerto y hemos estado tres días sin comer. Dijeron que los víveres iban a llegar por helicóptero, pero nada. Solo nos dieron una latita de atún con una gaseosa para todo el día. La verdad que ya no quiero regresar”, dice Salinas.

Salinas llegó a Cuninico, que está a 2 horas de San Pedro, el miércoles 19 de noviembre con descanso médico aproximadamente a las 3:00 p.m. Otro de los pobladores de esta localidad que también participó fue Darwin Vásquez.

“Partimos el domingo. Hemos caminado y llegado solo hasta el kilómetro 15 y hemos dormido ahí. Al día siguiente (lunes) hemos partido, cortando árboles, haciendo el camino hasta que llegamos cerca al mediodía (al kilómetro 20) y ahí hemos construido un helipuerto. Solo nos dieron un atuncito y una galleta para comer y un vaso con agua para tomar”, cuenta bastante agotado, mientras descansa en su dormitorio.

“Imagínese trabajar con sol, así no se puede. Hemos llegado con calambre en el estómago y he vomitado, ya no podía ni andar. A pesar que pedí un vuelo y no me quisieron transportar”, señala el trabajador, a quien solo le dieron algunas pastillas.

Las “manos extrañas” de Petroperú
Pasaron tres días para que los trabajadores de Petroperú se comunicaran con la máxima autoridad de la comunidad indígena de San Pedro: el apu Marcelino Salinas. De repente no lo habrían hecho si es que este hombre de 73 años no hubiese ido, un día antes, el martes 18 de noviembre, a las oficinas que Petroperú tiene en Cuniníco.

“De ahí me mandaron a que hablara (con los representantes de) San José de Saramuro (donde se encuentra la Estación 1 del Oleoducto Norperuano) para que hablara con los encargados, porque no era un asunto de ellos (del personal de Petroperú en Cuniníco)”, manifiesta.

De San Pedro hasta el lugar del derrame son aproximadamente 7 kilómetro de distancia. Marcelino necesitaba informar al pueblo sobre lo que sucedía. Pero cómo iba a hacerlo si Petroperú no le daba noticias. Después de más de 3 horas de viaje en bote desde Cuniníco, llega a San José de Saramuro. De esa estación, al día siguiente, lo llevan en helicóptero al tramo donde se había producido el derrame.

“Me llevaron y los ingenieros me dijeron: “¿Dinos quién ha sido? Tú sabes quién ha hecho esto”. Ellos piensan que nosotros lo hemos ocasionado, pero cómo vamos a hacer eso si nosotros de ahí comemos y de ahí mantenemos a nuestras familias”, relata el apu de San Pedro.

Junto a la autoridad de la comunidad nativa viajaba el fiscal de Nauta Vladimir Rojas Arellano. Esta visita se produjo poco después de que Petroperú emitiera un segundo comunicado donde atribuía que el derrame de petróleo “fue a causa de un corte en la tubería realizada por manos extrañas de forma deliberada”.

Sin embargo, Rojas Arellano señala que aún se están realizando las investigaciones. “Hasta el momento, no se pueden determinar los motivos del derrame. Esto se podrá establecer con la ayuda de expertos y estamos trabajando en eso”, enfatiza el fiscal.

Rumbo al lugar del derrame
Después de un viaje desde Lima por aire, tierra y mar, un equipo de la revista Ideele llegó a San Pedro y partió rumbo al kilómetro 20, lugar donde había ocurrido el derrame de petróleo.

La fecha exacta no se señala en ningún comunicado, solo se expresa que el personal se percató el 16 de noviembre. Sin embargo, fuentes de la misma empresa dijeron que el derrame de petróleo fue el 13 de noviembre, tres días antes de que los trabajadores pudieran darse cuenta, según señala la nota de prensa de la empresa nacional. Asimismo, señalaron que la cantidad de crudo fue de 7 mil barriles y medio.

Fueron aproximadamente 8 horas de camino por terrenos complicados e inaccesibles y dos kilómetros antes de llegar, se notaron los primeros rastros provocados por el petróleo: peces muertos por intoxicación, aunque todavía no había señales del crudo.

Al llegar al km 20, ya se ubicaba el muro de contención dentro del dragado –canal de contención realizado para la construcción del oleoducto. Esta zona es propiedad de Petroperú; sin embargo, también se han formado ecosistemas. Y es que en más de cuarenta años, ese canal artificial se llenó de agua y ahora habitan peces y caimanes. Los mamíferos como la sachavaca y el otorongo y aves como el guácharo y el guacamayo, toman agua de ese canal, que ahora está inundado en petróleo.

“Es imposible que la naturaleza pueda diferenciar los territorios para formar su hogar. Acá los peces desovan (ponen sus huevos) y ahora sin peces, qué vamos a pescar”, señala Ander Ordoñez monitor ambiental de Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca (ACODECOSPAT).

El personal de Petroperú se encuentra en la zona desde el lunes 17 de noviembre, pero la mayoría son comuneros contratados específicamente para realizar las labores tras el derrame de petróleo. El crudo ya no continúa derramándose porque las válvulas se han cerrado y los trabajadores han puesto la barrera de contención para evitar que el petróleo no se expanda por el canal.

Cuando el río crece, trae petróleo
En noviembre es la época de creciente y el caudal de los ríos aumenta. La preocupación de los pobladores de San Pedro es que el agua contaminada con petróleo llegue a la quebrada Guamal, que es el lugar donde ellos pescan, y más aún, que llegue al Marañón, río que lo provee de agua para su consumo.

Marcelino pone su mano a la altura de metro y medio del árbol. Señala hasta dónde llegará el agua en los próximos meses. El lugar donde ahora estamos pronto estará inundado. “Yo no miento. Esta marca (el tronco del árbol cambia de color y además tiene una marca verde) indica hasta dónde llegará el agua”, explica.

Dentro de una semana, el país será el anfitrión de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20) donde los países del mundo buscarán consensos sobre medidas para combatir el cambio climático y el calentamiento global; mientras que los pobladores de San Pedro y más 40 comunidades del Marañón vivirán intranquilas al no tener la plena seguridad de que el agua que tomarán y el pescado que comerán estará contaminado de petróleo.

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