Loreto no tiene inventario de
Enviado por Manuel (no verificado) el
Desde hace 40 días, los más de 400 habitantes de la comunidad awajún de Suwants (provincia de Condorcanqui, Amazonas) siguen preocupados debido a que, según afirman, sus aguas se encuentran contaminadas con petróleo. El 4 de septiembre, muy temprano por la mañana, un deslizamiento natural provocó una fractura al oleoducto norperuano que se encuentra en el caserío de Nueva Esperanza, a 3 horas a pie de Suwants. El derrame afectó, además de a ésta, a las comunidades de Cuzumatac y Tokio, así como a los caseríos Alan García y Nueva Esperanza. Sin embargo, el número exacto de comunidades afectadas aún no se ha podido determinar; hasta la fecha, a más de un mes del derrame, no se ha podido comprobar si las aguas de la quebrada Suwants, que recorre todas las zonas afectadas, están contaminadas por el derrame del crudo.
El 9 de septiembre, producto de intensas lluvias, fue grande la sorpresa para los habitantes de Suwants, que encontraron que la quebrada donde pescan, se bañan y toman agua apareció con manchas de petróleo. Extraño para una comunidad que siempre ha estado libre de contaminación y vive del trabajo en sus chacras y de la crianza de animales menores. Por eso, a pesar de desconocer los efectos que puede traer el crudo para su salud, decidieron dejar de bañarse en el río, pescar o lavar su ropa. Los días pasaban en la comunidad y no había respuesta de PetroPerú, que se encarga de la administración del oleoducto.
Frente a este problema, y sin información oficial, la comunidad convocó a una asamblea de emergencia para decidir qué hacer. El evento concluyó con un memorial redactado el 12 de septiembre que contiene 4 puntos y está dirigido al ingeniero Carlos Leiz Suárez, gerente de Operaciones de PetroPerú, a quien preguntan acera de la contaminación y piden ayuda porque hasta la fecha no sabían qué había sucedido: “En este sentido, los moradores de este lugar solicitamos apoyo de emergencia sobre contaminación de aguas” (véase memorial adjunto).
Días antes del reclamo de la comunidad de Suwants, PetroPerú ya se encontraba trabajando en la zona. Horas después del derrame, alertada por los habitantes de Nueva Esperanza, la empresa se hizo presente en el caserío con maquinaria, equipos de profesionales y un contingente de hombres que llegarían a más de 160 en los días siguientes. Se trabajó sobre un plan de contingencia para este tipo de situaciones, que, aunque no recurrentes, pueden ocurrir en algún momento en la industria petrolera. Se empezó con la limpieza de la colina donde se asentaba el tubo; se trajeron camiones-cisterna para recoger el crudo y se colocaron dos pozas en la quebrada de Nueva Esperanza, que después recibe el nombre de Suwants, para contener el petróleo. El objetivo era recoger todo el crudo del agua.
Los más de 150 hombres que trabajaron para PetroPerú habitan en los caseríos y las comunidades que se han visto afectadas con el derrame: Nueva Esperanza, Alan García, Cuzumatac y Suwants. Según testimonios y entrevistas a comuneros y a personal de PetroPerú, durante los primeros 20 días después del derrame se trabajó a dos turnos, de 6:00 a.m. a 6:00 p.m., y de 7:00 p.m. a 1:00 a.m. Con baldes y palas, los pobladores afectados por el derrame trabajaban para limpiar la mayor cantidad de petróleo posible. Según testimonios recogidos, las condiciones de trabajo eran precarias. Solo a un grupo se le entregaron mascarillas y guantes; a los demás se les dio una muda de ropa, polo y pantalón, para los días de trabajo.Tampoco se les informó de los problemas con el contacto diario con el crudo. Sin embargo, el sueldo que se pagaba –de 60 soles diarios por el turno de día y 70 soles diarios por el de noche– era elevadísimo para la zona.
Si bien en Suwants evitan bañarse en el río o comer los peces, no pueden hacerlo por mucho tiempo más, porque esa quebrada es su principal fuente de vida.
Por otro lado, nueve días después de presentado el memorial y a 17 días del derrame, los pobladores de Suwants respondieron. Ante una asamblea en la comunidad, encabezada por el Apu, se presentaron el ingeniero César Saavedra López, supervisor de seguridad de PetroPerú, y el ingeniero Félix López, encargado del grupo de vigilancia. En esa visita se tomaron las muestras de agua y se convocó a una reunión con la comunidad. En esta reunión la comunidad demandó que se le solucionara el problema de la contaminación del río, argumentando que era su única fuente de vida.
Además, como suele suceder en comunidades con gran cantidad de necesidades, acompañados de la solución de la contaminación hubo peticiones de agua potable, tachos grandes para guardar agua, ropas, medicinas, mosquiteros, entre otras. En respuesta, los representantes de PetroPerú se comprometieron a “dejar libre de contaminación la zona”, así como a gestionar las peticiones de agua potable, medicinas y ropas, y de gestionar “un motor-generador, pelotas y camisetas deportivas”. Sin embargo, no se ha cumplido con casi nada de lo establecido en el memorial, salvo la entrega de tachos para recolectar agua.
Ante la pregunta sobre la contaminación, el señor Javier Vargas, encargado de Seguridad y Medio Ambiente de PetroPerú, afirmó que es poco probable que el crudo haya llegado hasta Cuzumatac, Suwants o Tokio, y que en los caseríos afectados, como Alan García y Nueva Esperanza, el agua no es para consumo humano.
Como se ve, la respuesta de PetroPerú a las comunidades y caseríos ha sido rotunda: no se ha contaminado la quebrada que llega a las comunidades; las manchas de petróleo, en caso de existir, son mínimas, y no contaminan. En conclusión, no son dañinas para la salud. Junto al mensaje se entregaron bidones con agua y se realizaron, del 3 al 5 de octubre, campañas de salud en Cuzumatac, otra de las comunidades afectadas, que se encuentra a media hora caminando desde Suwanats. Esta campaña de salud también se llevó a cabo en los caseríos de Alan García y Nueva Esperanza. Todas estas campañas, según nos informó el representante de la petrolera, son parte de las actividades de inclusión social de la empresa.
Hoy, pasados ya más de 40 días, los habitantes de Suwants y los de las otras comunidades afectadas no pueden probar “técnicamente” si sus aguas están contaminadas o no, pues a pesar de insistir en que encuentran hasta hoy, recurrentemente, y en especial cuando crece la quebrada producto de las lluvias, muestras de crudo en el río, aún no se conocen los resultados de la pruebas de PetroPerú. Si bien en Suwants evitan bañarse en el río o comer los peces, no pueden hacerlo por mucho tiempo más, porque esa quebrada es su principal fuente de vida. Los resultados de la muestra de agua también son demandados por PetroPerú, ya que eso probaría que no existe contaminación. Sea como fuere, los resultados se encuentran en Lima y aún no hay respuesta. Los trabajos de PetroPerú continúan en la zona del derrame, mientras los habitantes de Suwants siguen esperando solución a los problemas de la contaminación. En una comunidad donde no existe luz eléctrica, no hay señal de teléfono y la comunicación es sumamente difícil, se teme que este tema quede en el olvido y que la contaminación termine en el largo plazo generando problemas de salud a los pobladores.
Enviado por Manuel (no verificado) el
Loreto no tiene inventario de pasivos ambientales por petroleo estan 40 años con extraccion, EL COLMO, por eso protestan CON RAZON.La gente con cadmio por pescado contaminado y alguien los defiende? Aca deben hacer como ecuador con la chevron : un juicio contra la oxxy y pluspetrol petroperu.